Antiguos cauces del Río Paraná formaron una compleja red de humedales compuesta por bañados, esteros, lagunas, embalsados y cursos de origen pluvial. Se trata de los Esteros del Iberá, el segundo humedal más grande de Sudamérica, y una de las principales reservas de agua dulce del mundo. Ubicado en pleno corazón de la provincia de Corrientes, sus 1.400.000 hectáreas no dejan de sorprender a todo el la visite.
Ahora, este paisaje arrollador del Litoral argentino está a punto de convertirse en un Parque Nacional. El Senado de la Nación aprobó por unanimidad, y envió a la Cámara de Diputados, el proyecto de ley que crea el Parque Nacional del Iberá, presentado por el legislador porteño Federico Pinedo. Se trata de 23.000 hectáreas que fueron cedidas al Estado por la familia del hacendado estadounidense Douglas Tomkins y hasta ahora conformaban una Reserva Provincial.
Foto: Cedoc
Caudalosos ríos y una tupida vegetación son el marco natural de ingreso a los Esteros. Sus tierras cálidas y de abundante humedad sorprenden al visitante con un particular escenario geográfico donde el agua parece haberse estancado. Integrados por 60 lagunas bien delimitadas, cuya superficie está cubierta por variadas plantas acuáticas y juncos en las orillas, los Esteros albergan también en sus alrededores enormes embalsados o camalotes en los que llegan a crecer altos árboles.
En 1983, esta zona fue declarada como Reserva Natural del Iberá, a los fines de proteger uno de los ecosistemas más importantes del país. Foto: APN
Una exótica flora y fauna son marco ideal para imperdibles safaris fotográficos para retratar, durante los coloridos ocasos, el particular brillo de las aguas que, de acuerdo a las leyendas locales, dieron nombre a este sitio en lengua guaraní. Junto a los guías especializados podrá también descubrir las áreas de bañados que se forman por la acumulación temporaria de agua en las zonas más bajas.
Sólo una cuarta parte de las precipitaciones deriva hacia el Paraná a través del río Corrientes; del resto, se encarga la alfombra vegetal beneficiada por su gran extensión y escasa profundidad, simulando una eficiente represa reguladora.
LOS GUARDIANES DE LOS ESTEROS
Entre las lagunas más importantes que se pueden conocer están Iberá, Luna, Fernández, Trim, Disparo, Medina y Galarza. Flotando en algunas de ellas, es posible apreciar verdaderos islotes desprendidos de las costas cuyos apacibles movimientos son dirigidos por el viento y las corrientes.
En el primero de los espejos de agua, es donde el viajero accede al Centro de Interpretación de la Reserva, en donde se puede conocer la historia, geografía y biología de todo el futuro parque. Para acceder, es necesario pasar por el poblado de Colonia Carlos Pellegrini, a unos 120 kilómetros por camino de ripio desde la antigua ciudad Mercedes.
Lindero al salón de exposiciones se erige la casa de los Guardafaunas, que son baqueanos de la zona, encargados a diario de custodiar la zona y brindar información para hacer los recorridos en el lugar. Desde allí, también parten senderos a través del monte, ideales para observar extravagantes animales. Y para los más aventureros, hay paseos acuáticos que permiten acercarse hasta las especies más tímidas.
AVISTAJES DE FAUNA Y FLORA
Sumadas a las formaciones florísticas como camalotales, juncales y embalsados, aparecen en algunas partes palmares de yatay, selvas en galería e isletas de bosques con algunos lapachos negros, quebrachos blancos e higuerones. Sobre el agua abundan irupés, yuyales, totoras y laureles. Y en las islas, jacarandáes, hierbas gigantes, ombúes, ceibos y sauces.
En lo que respecta a las especies animales, el representante por excelencia es el yacaré. Está el negro de hocico angosto, y el ñato u overo de hocico ancho. También se ven boas de agua, lobitos de río, carpinchos, ciervos de los pantanos, monos carayás o aulladores, zorros, liebres y vizcachas, entre muchos otros.
Los Esteros del Iberá, además, albergan especies con un frágil estado de conservación, como el ciervo de los pantanos, el venado de las pampas, el aguará guazú y una amplia variedad de aves
Esta gran biodiversidad invita a realizar inolvidables avistajes, con equipos especiales y guías que se pueden contratar en los poblados cercanos. Mención aparte merecen los cardúmenes de peces y los dorados, preferidos de todos los amantes del pique que navegan estas aguas donde llegaron a sacarse presas de hasta 12 kilos.