— Mariano Colombo
A comienzos de año, con la primera vuelta presidencial, Ecuador ingresó en el terreno de una polarización tan marcada que hizo difícil proyectar con certeza los resultados que arrojarán los comicios del próximo domingo 13 de abril.
Como antecedente inmediato, el 9 de febrero, con cierta sorpresa si se tienen en cuenta los sondeos electorales previos, el presidente en ejercicio, Daniel Noboa, obtuvo el 44,18% de los votos frente al 43,92% logrado por la dirigente correísta, Luisa González.
A pocos días de la definición, un dato a considerar es la tercera ubicación surgida en la instancia electoral de hace dos meses. Ese lugar, hoy clave para resolver la elección, fue ocupado por el postulante impulsado por el movimiento indígena, Segundo Leonidas Iza, quien consiguió el 5,25% de los sufragios, quedando muy lejos de alcanzar la segunda vuelta, pero superando claramente el estrecho margen dado entre los dos primeros lugares.
Durante las últimas semanas, el referente de Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, descartó darle “un solo voto a la derecha de Noboa”, pero no fue categórico en explicitar su apoyo a González.
Hoy, el clima de suspenso se ve potenciado por la difusión de las últimas encuestas. Para “Comunicaliza”, lidera Luisa González con el 50,3% de intención de voto frente al 49,7% que se inclinaría por Daniel Noboa. En el caso de “Telcodata”, se proyecta el mismo orden pero con menor diferencia; 50,2% para la candidata opositora frente al 49,8% que optaría por la reelección del actual mandatario. Como se deduce, los esfuerzos finales en sendas campañas se despliegan en el marco de un proceso signado por la paridad.
Otro punto a recordar, es la elección legislativa que se realizó en simultáneo con la primera vuelta presidencial, y que diera como resultado la configuración de una Asamblea con la que el próximo Poder Ejecutivo deberá desplegar constantes negociaciones para impulsar las leyes que considere medulares para la gestión, ya que el cuerpo quedó conformado con dos bloques mayoritarios: 67 referentes de Revolución Ciudadana, y 66 del actual oficialismo.
Yendo al debate más ligado al plano social, el país sudamericano exhibía al año 2023, un índice de pobreza del 37,3% de su población, un número muy superior al 27,3% informado por parte de la CEPAL como promedio para América Latina.
Sobre datos más actuales, el órgano estadístico oficial ecuatoriano, INEC, difundió recientemente que a febrero pasado casi el 23% de la población económicamente activa o no encontraba trabajo, o estaba en el nivel de sub-empleo.
En cuanto a la cuestión inflacionaria, no es precisamente de los temas que aparezcan más mencionados entre las demandas del votante. Conviene mencionar al respecto, que el IPC ecuatoriano avanzó solamente un 0,35% en marzo pasado respecto del segundo mes del año.
En contraste, lo que sí se observa al tope de las fuertes preocupaciones de la población, es la ola de violencia progresiva y arrastrada durante varios años. Según revela la organización “InSight Crime”, con un total de 6.986 homicidios registrados en todo 2024, Ecuador exhibió la tasa más alta de crímenes en América Latina con 44,5 asesinatos cada 100.000 habitantes.
Frente al cuadro social y económico actual, un buen porcentaje de electores ya escogió su voto para el domingo, pero es una minoría o bien indecisa, o bien reservada en su decisión, la que se expresará dentro de pocos días para resolver una elección, cuyo proceso previo transcurrió en una dinámica de paridad y de mucha reticencia a pronosticar resultados.
Si no hay sobresaltos con el escrutinio, el día lunes 14 de abril, Ecuador ingresará en un corto camino de transición hasta el 24 de mayo, cuando se inicie formalmente el nuevo período de gobierno de cuatro años. Con la apertura de las urnas, se definirá si Daniel Noboa retendrá la presidencia, o si Luisa González devuelve al poder al “correísmo”.