Durante la dura represión policial del pasado 12 de marzo, el fotoperiodista Pablo Grillo recibió el impacto de una cápsula de gas lacrimógeno en la cabeza, lo que le provocó una fractura de cráneo y pérdida de masa encefálica, el joven fue internado de urgencia en el Hospital Ramos Mejía, donde pasó varios días en estado crítico.
A casi un mes del trágico hecho, su estado de salud mostró una notable mejoría. Según informó su padre, Fabián Grillo, Pablo logró sentarse, hablar, reconocer a sus familiares y dar algunos pasos con ayuda de la kinesióloga. Además, escribió su nombre en dos ocasiones, lo que demuestra significativos avances en su recuperación.
Uno de los momentos más conmovedores ocurrió cuando Pablo, tras nueve días de internación, logró hablar, "Me saludó. Me dijo ‘hola, viejo’. No puedo explicar lo que sentí" contó su padre.
Si bien la recuperación avanza, aún hay incertidumbre sobre las secuelas a largo plazo. Fabián indicó que su hijo "sabe que estaba en la marcha, pero no sabe exactamente lo que le pasó todavía". Los médicos siguen evaluando su evolución con cautela, aunque los progresos permiten mirar el futuro con más esperanza.
El padre de Pablo también se mostró crítico respecto a la falta de respuesta de las autoridades nacionales. "Nadie del Gobierno se acercó. El único que vino fue Fernán Quirós, el ministro de Salud de la Ciudad, el resto nada" expresó.
El caso de Pablo Grillo revivió el debate sobre el uso de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad en manifestaciones públicas. Organismos de derechos humanos y colegas del fotógrafo han exigido una investigación exhaustiva y justicia por lo ocurrido. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, justificó el operativo, lo que generó críticas y pedidos de mayor responsabilidad en el accionar policial.