En su segunda intervención en el Senado de 2018, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, volvió a defender este miércoles el acuerdo entablado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y destacó que en una coyuntura de "turbulencias" por factores externos esa opción pasó a ser "la mejor manera de defender el gradualismo y evitar una gran crisis".
En la primera parte de su informe de gestión, el funcionario describió el acuerdo de deuda por más de 50.000 millones de dólares en tres años como "el más grande en la historia" de ese organismo, al tiempo que ponderó la velocidad con que se selló.
"El acuerdo que alcanzamos es el más grande la historia del Fondo en proporción y se alcanzó de manera extremadamente rápida", destacó.
Al respecto, consideró que esa celeridad es una "muestra" de que el programa económico del Gobierno de Cambiemos "estaba encaminado en la dirección correcta y ya contaba con el apoyo del mundo y del Fondo en particular".
Peña hizo hincapié en que el esfuerzo mayor estará enfocado en la búsqueda de niveles adecuados de equilibrio fiscal, pero aclaró que el plan de ajuste consensuado con el FMI dejará afuera la política social, que podrá ampliarse en caso de ser necesario.
En este sentido, calificó el acuerdo con el FMI como "innovador" porque "cuenta con una salvaguarda para incrementar el gasto social en caso de que las condiciones sociales así lo requieran, siendo éste el primer caso en la historia del Fondo".
En otro pasaje de su discurso, Peña anunció para el 2019 el Gobierno proyecta que la economía retome un nivel de crecimiento de "entre el 2 y el 3%".
"Los mejores pronósticos para la cosecha del trigo, el rebote de la cosecha de soja, en conjunto con la normalización de los mercados financieros y las mejores condiciones para la inversión conducirán a la recuperación de la actividad para el año próximo", estimó.
Peña informó la proyección de crecimiento para el 2019 luego de recordar que la meta para este año debió ser revisada producto de una serie de causas de coyuntura que complicaron la economía, como "la volatilidad de los mercados financieros internacionales", "la suba del precio del petróleo" y las sequías que afectaron las cosechas del agro.
Además, aseguró que se "redoblarán" los esfuerzos para "bajar la inflación" que en los últimos meses tuvo un rebote producto de la corrida al dólar, y en esta línea garantizó que "no habrá más financiamiento del déficit fiscal con emisión monetaria".
Por otra parte, en el marco de los cambios en la cúpula del Banco Central y el golpe de timón que significó la decisión de ese organismo de eliminar las transferencias al Tesoro, Peña ratificó que el Gobierno fijó como norte "normalizar el funcionamiento del mercado cambiario" y "suavizar los movimientos del tipo de cambio".
"Sabemos que los movimientos del dólar con este tipo de cambio flotante generan preocupación y angustia en la población", reconoció Peña, que de todos modos aclaró que los cambios que se propicien en el BCRA no afectarán la política de "libre flotación cambiaria".
En otro orden, el dirigente del PRO pidió a los senadores que avancen con los tres proyectos en que se desglosó la mentada reforma laboral: se trata dela iniciativa de "Regularización del empleo no registrado, lucha contra la evasión en la seguridad social, registración laboral y fondo de cese sectorial", el proyecto de "Capacitación Laboral Continua" y el que crea la Agencia Nacional de Evaluación de Tecnologías de Salud.
Al tomar nota acerca de la necesidad imperiosa del oficialismo de recuperar el diálogo con sectores de la oposición a los efectos de encarar la agenda parlamentaria del Gobierno, el mensaje de Peña fue conciliador.
"Vamos a superar más rápido y mejor las dificultades cuanto más juntos estemos y cuanto más podamos fortalecer puntos de diálogo y encuentro", resaltó.
En esta frecuencia, pidió trabajar mancomunadamente detrás de una "agenda pragmática" que encuentre a las distintas fuerzas políticas "sin prejuicios" y sin las anclas del pasado".