Una investigación de científicos australianos hizo uno de los descubrimientos más relevantes del año sobre el origen de la fauna del mundo. Encontró moléculas de de colesterol en un fósil que tiene más de 500 millones de años. Así, se determinó que el "Dickinsonia" es el animal más viejo de la Tierra.
De acuerdo a la revista Science, hasta el momento no se sabía su origen, ya que se especuló que podía ser una una planta cubierta de musgo, una ameba unicelular gigante o un experimento fallido de la evolución por su forma. Eran ovalados y planos con una especie de dorsal central, medían varias decenas de centímetros de longitud y vivían en el fondo de los océanos, sin boca, ni intestinos.
La primera vez que se encontó un "Dickinsonia" fue hace siete décadas, aunque recién ahora se determinó su procedencia animal. Después de extraer uno de estos fósiles de un acantilado en Rusia y analizar su contenido, determinaron que tenía moléculas de colesterol, es decir, grasa.
"Los científicos se vienen peleando hace más de 75 años por estos fósiles estrafalarios. Así se resuelve el misterio que era el Santo Grial de la paleontología", comentó el académico Jochen Brocks, de la Escuela de Investigación de Ciencias de la Tierra de la Universidad Nacional de Australia (ANU).
Los "Dickinsonia" contenían segmentos parecidos a costillas del largo de su cuerpo con forma ovalada, en distintos tamaños, y podía crecer hasta 1,4 metros. El análisis mostró que los animales eran abundantes hace 558 millones de años, mucho tiempo antes de lo que se pensaba, según Brocks.
La criatura era parte del período Ediacárico que vivió en la Tierra durante un tiempo en el que reinó la bacteria, hace 542-635 millones de años. Ese período fue unos 20 millones de años antes de la era que, según los científicos, marca el rápido surgimiento de los principales grupos de animales, conocida como Explosión del Cámbrico.
El hallazgo pone en evidencia que los Dickinsonia podrían ser un antepasado de muchas formas de vida animal actuales, como los gusanos e insectos. Muchos de estos fósiles se encontraban en Australia y fueron expuestos a demasiados elementos durante muchos millones de años, lo que imposibilitó durante décadas su estudio. El actual, vino de los acantilados cerca del Mar Blanco en el noroeste de Rusia.
La investigación, publicada en Science, se hizo en colaboración con la Academia Rusa de Ciencia, así como el Instituto Max Planck para Biogeoquímica y la Universidad de Bremen, en Alemania.
Fuente: Diario Panorama