A partir de un proceso inflacionario que ya venía en alza al que se le sumo la devaluación, ambos terminaron por generar un traslado de dichas variables económicas a los precios de los productos de la canasta básica familiar. Pan, leche y carne, tuvieron en septiembre un incremento del 71% en promedio de sus costos que llegó hasta la góndola y que terminó pagando el consumidor.

Así se desprende del informe que elaboró la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) en donde destacó que "el principal efecto fue la inflación que ayudado por el salto del tipo de cambio, afecto los costos los cuales están dolarizados", afirmó su economista David Miazzo.

El tambo y la ganadería son producciones que depende pura y exclusivamente de insumos como: trigo, maíz y soja. Todos tuvieron un incremento entre febrero a septiembre, periodo del estudio en cuestión.

En el caso de la actividad lechera donde tras un doble efecto: sequía y dólar, los costos en un promedio aumentaron el 57% respecto febrero. Los costos de alimentación representaron un 35,5% sobre los costos totales del tambo y un 13,5% sobre el precio que pagan los consumidores, un año atrás dicha relación era de 8,3 por ciento.

Del precio final pagado por el consumidor, el 88,4% son costos, el 24,8% impuesto y 13,3% son pérdidas. Para colmo de males, el productor tambero debe vender 3,31 litros de leche para comprar un sachet en el supermercado.

El trabajo señaló respecto de la ganadería que los principales cambios en la economía produjeron en los últimos días de agosto y principios de septiembre, un aumento de precios para todas las categorías de animales, siendo la más beneficiada la vaca y menos el animal liviano para destino de mercado interno.

El precio de los cortes osciló entre $106 para el kg de osobuco y $254 el lomo. Si se compara el precio de la carne a valores de agosto de 2017, el incremento fue del 42% en el último año.

Para FADA y al respecto del pan, de todos los commodities, el trigo fue el que más aumentó, un 49% interanual. El efecto en el cereal tiene dos componentes: uno internacional, con una suba del 28% en el precio, y el otro interno, con una suba que hace que el disponible cotice a 123% del precio FAS.

El cereal varió un 137% en el periodo febrero-septiembre, la bolsa de harina de 50 kg 149% y el kilo de pan francés 57%. En términos comparados, el sector molinero fue el que tuvo mayor variabilidad de costos frente a los eslabones primario y comercial.

El debate se centra entonces en si al Gobierno le falto tener una política agropecuaria antes de eliminar retenciones y permisos de exportación, sabiendo que estos permitían a la mayoría de las actividades mencionadas poder comprar los granos sin tener el impacto de los precios dado que los mismos tienen demanda internacional.