Autoridades informaron anoche del hallazgo de ocho cuerpos más en el gigantesco incendio que arde desde hace una semana en el norte de California, Estados Unidos, y que, junto a otro que se registra en el sur del estado, ya se han cobrado la vida de por lo menos 59 personas.
En declaraciones a los medios, el sheriff del norteño condado de Butte, Kory Hornea, indicó que las ocho nuevas víctimas hacen ascender la cifra total de fallecidos en el llamado "Camp Fire", el más mortífero de la historia del estado, a 56, mientras que los otros tres muertos se produjeron en la conagración del sur.
De los ocho cadáveres encontrados, seis se hallaban en el interior de edificios y dos en el exterior. Honea también indicó que 130 personas permanecen desaparecidas, y su oficina hizo pública una lista con los nombres, edades y lugares de residencia de 103 de ellas, informó la agencia de noticias EFE.
La mayoría de los desaparecidos reside en la población de Paradise, de 27.000 habitantes y que fue completamente consumida por las llamas. La localidad se encuentra en la falda de la Sierra Nevada estadounidense, con un clima seco y soleado que en el último medio siglo ha atraído a muchos jubilados, lo que ha hecho que la población se triplicase en 50 años.
La mayoría de la gente que aparece en la lista de desaparecidos tiene más de 60 años. El incendio del norte de California ha quemado un total de 10.321 edificios, 8.650 de ellos hogares particulares, y arrasado 55.846 hectáreas, y los bomberos lograron contenerlo en apenas un 35%.
El gobernador de California, Jerry Brown, y el secretario de Interior estadounidense, Ryan Zinke, visitaron la zona afectada y prometieron auxilio estatal y federal para ayudar en las tareas de recuperación.
En paralelo, la oficina del sheriff del condado de Los Ángeles informó del hallazgo de otro cuerpo, lo que aumenta a tres los muertos por el incendio que afecta, entre otras, las poblaciones de Malibú y Calabasas, en el sur de California.