Consciente de la profundidad de la crisis y en medio de una nueva oleada de informes demoledores de abusos por parte de sacerdotes -cometidos décadas atrás en Estados Unidos, Alemania, Australia e Irlanda- y después de haber admitido errores en el manejo de emblemáticos casos de encubrimiento en Chile, el Papa decidió en septiembre pasado convocar a esta reunión para darle una respuesta unificada, global, a un fenómeno global, que amenaza a la Iglesia católica. Y el Vaticano se ha preparado para el evento muy meticulosamente, a la altura del desafío y en un fiel reflejo de la importancia que quiere darle al tema, del que en el pasado pocos querían hablar.
El vocero interino, Alessando Gisotti, habló de la necesidad de "enfrentar al monstruo, para poder derrotarlo", asistirán al encuentro los presidentes de las 114 conferencias episcopales de todo el mundo. Se trata de 36 prelados de África, 24 de América del Norte, Centroamérica y Sudamérica (para la Argentina, el arzobispo de San Isidro, Oscar Ojea), 18 de Asia, 32 de Europa y 4 de Oceanía. Además, participarán 14 jefes de Iglesias Orientales, 12 superiores generales de instituciones religiosas masculinas, 10 de instituciones religiosas femeninas, 10 prefectos de dicasterios vaticanos, 4 miembros de la curia romana, 5 miembros del Consejo de cardenales, 6 miembros del comité organizador, el moderador del Encuentro -una persona muy conocida y reconocida, el padre Federico Lombardi, ex vocero papal- y relatores. En suma, asistirán un total de 190 personas, entre las cuales el Papa, que estará presente en todas las sesiones y cerrará el encuentro el domingo por la mañana, después de la celebración de una misa, con un discurso final.
Otra novedad anunciada por el Vaticano, que pretende despegarse de su característico secretismo, es que gran parte del encuentro, que tendrá lugar en el Aula Nueva del Sínodo, podrá ser seguido en directa por streaming. Podrán verse los testimonios, enviados por vídeo, de víctimas de abusos, que abrirán el encuentro por la mañana; las intervenciones, breves, del Papa, así como los los nueve discursos (tres cada día, sobre diversos temas) que serán pronunciados por cardenales y, otra novedad, por tres mujeres (dos laicas y una consagrada).
Para que los participantes pudieran entender el drama del abuso, el Papa les pidió, meses atrás, que se reunieran con víctimas antes de viajar a Roma; además, los obispos debieron responder un cuestionario con preguntas acerca de la situación de abusos en sus países.