El último adiós de Natacha Jaitt fue diametralmente opuesto a su vida. Este domingo al mediodía sus restos fueron enterrados en el cementerio israelita de La Tablada. No hubo famosos, ni glamour ni escándalos. Sólo la acompañaron sus familiares, amigos cercanos, vecinos, los curiosos que nunca faltan y una paz atronadora, quizás la que nunca tuvo en vida.
Hubo una pequeña ceremonia en la que hablaron la madre de Natacha y la hija, Antonella. Sus hermanos, entre ellos Ulises, el más mediático, mantuvieron un doloroso silencio. Cuando llegó el coche fúnebre, vecinos del lugar aplaudieron para despedirla. Austero es la mejor palabra para describir el entierro de la mujer mediática que tuvo siempre en vilo a la televisión argentina con escándalos mayúsculos y denuncias aún más graves, como las de corrupción de menores y pedofilia.
Unas 50 personas, entre las cuales había una buena porción de curiosos y "seguidores", la despidieron en total silencio. Los abrazos, las lágrimas y la sorpresa de su repentina muerte también se palpaban en el aire.
Ulises, al terminar el entierro, fue el único que habló con los medios y denunció que "esto podría ser un homicidio". "Estuve leyendo las declaraciones de los testigos y para algunos pasó una cosa y para otros otras. Hay muchas contradicciones", marcó el hermano de Natacha.
Ulises, al terminar el entierro, fue el único que habló con los medios y denunció que "esto podría ser un homicidio". "Estuve leyendo las declaraciones de los testigos y para algunos paso una cosa y para otros otras. Hay muchas contradicciones", marcó el hermano de Natacha.
Fuente: Clarín