El Palio Arzobispal signo del Buen Pastor y de Comunión con el Santo Padre y con las demás Diócesis Argentinas será impuesto al prelado santafesino este miércoles santo a las 19 en la Catedral metropolitana, durante la celebración de la Misa Crismal.
El Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz ya recibió el reconocimiento de manos del propio Francisco en ocasión de viajar a Roma, aunque corresponde por tradición y protocolo, la entrega de manos del representante del Papa, el Nuncio Apostólico Monseñor León Kalenga Badikebele, en su arquidiócesis y ante los sacerdotes y la feligresía que la integran.
Este año Francisco entregará el palio a cinco arzobispos de la Conferencia Episcopal Argentina que iniciaron su ministerio como titulares de diversas arquidiócesis a partir de julio del año pasado: Monseñor Carlos A. Sánchez (en San Miguel de Tucumán); Monseñor Sergio A. Fenoy (en Santa Fe); Monseñor Marcelo D. Colombo (en Mendoza); Monseñor Víctor M. Fernández (en La Plata) y Monseñor Carlos Azpiroz Costa de Bahía Blanca.
El Palio Arzobispal es la insignia exclusiva de los arzobispos residenciales o metropolitanos, semejante a una estola y se utiliza a modo de escapulario. Es de tela blanca salpicada de cruces, que les envía el Papa como distintivo de su especial dignidad. El Palio es la banda de lana blanca que impone el Papa sobre los Obispos para destacar su calidad de legítimo sucesor de los Apóstoles y de jefe de la Diócesis de la cual es Pastor. Su entrega, otorga una gran responsabilidad y compromiso al pastor respecto de su rebaño.
La confección de los palios está reservada a las monjas benedictinas del Monasterio Romano de Santa Cecilia. Lo hacen con la lana de dos corderos blancos que se bendicen todos los años, el 21 de enero en la Iglesia de Santa Inés, después de la celebración de la Misa, y luego son bendecidos otra vez en el Vaticano antes de ser entregados a las religiosas para que los cuiden y confeccionen dichas prendas. Después se guardan sobre la urna donde están las reliquias del cuerpo del Apóstol San Pedro, hasta el día 29 de Junio, en que se impondrán a los nuevos arzobispos.
La lana significa la aspereza de la reprensión a los rebeldes; el color blanco, la benevolencia hacia los humildes y penitentes. La forma circular que encierra los hombros es el temor del Señor, por quien las obras se cierran a fin de que su perfume cubierto no se vaya desvaneciendo, como sucede si se descuidan las pequeñas cosas que, poco a poco, se cae en las grandes. Tiene cuatro cruces situadas delante y detrás, a la derecha y a la izquierda.
Así el obispo debe poseer vida, ciencia, doctrina y poder. Se relaciona también con las cuatro virtudes cardinales, teñidas de púrpura por la fe en la Pasión del Cristo. En la parte anterior se representa la justicia: el prelado debe velar para dar a cada cual lo suyo.
En la parte posterior, la prudencia: el prelado debe cuidarse de dudas y pensamientos nocivos. A la izquierda, el coraje, para no sucumbir en la adversidad. A la derecha, la templanza, para no descontrolarse en la prosperidad.
Jurídicamente el palio arzobispal es el símbolo de la potestad que tienen los arzobispos en su provincia eclesiástica y los lazos de comunión con el Romano Pontífice. De ahí toda esa ceremonia que se hace en la confección del palio depositándolo sobre las reliquias del primer Papa, en El Vaticano.