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Brasil sin rumbo

— Pedro Brieger

SÁBADO 15 DE JUNIO DE 2019

Las revelaciones del portal de noticias The Intercept sobre los diálogos entre el ministro de Justicia Sergio Moro —de cuando era juez— con los fiscales, sobre el proceso judicial contra el expresidente Lula Da Silva ha conmovido la política del país.

Sergio Moro fue entronizado como un superhéroe honesto por los grandes medios de comunicación brasileños y regionales, por una serie de investigaciones sobre la corrupción desarrollada desde 2014 y conocida como “Lava Jato”, que se expandió a varios países de la región. Su figura como juez “imparcial” y “apolítico” cuyo único objetivo era impartir justicia sin ningún tipo de motivaciones políticas parecía inmaculada, aunque apenas Jair Bolsonaro asumió la presidencia lo designó ministro de Justicia.

El intercambio de mensajes publicado, en caso de confirmarse su autenticidad, revela que el juez Moro y los fiscales actuaron de manera coordinada y con objetivos políticos en el juicio que condenó a Lula Da Silva.

Contrariamente a sus declaraciones de imparcialidad y de realizar apenas un trabajo jurídico “despolitizado”, los mensajes muestran lo que dijimos en esta columna una y otra vez: el objetivo supremo del juicio contra Lula de Silva fue evitar la continuidad del Partido de los Trabajadores (PT) al frente del país. Es así como primero, se destituyó a Dilma Rousseff y luego, se encarceló a Lula en abril de 2018 para que no fuera candidato presidencial. Cuando este nombró a Fernando Haddad como sucesor, según se puede leer en el intercambio de mensajes difundido, tampoco le permitieron ser entrevistado libremente porque eso podía favorecer a Haddad.

Una vez conocidas las revelaciones del portal de noticias –que nadie niega, aunque Moro denuncia que fueron obtenidas de manera ilegal, algunos de los medios de comunicación más influyentes que apoyaron el “Lava Jato”-como los diarios Folha de Sao Paulo y O Estado de Sao Paulo– tomaron distancia del juez. O Estado, incluso, en su editorial, pidió la renuncia del ministro de Justicia y el desplazamiento de los fiscales de la unidad “Lava Jato”.

Por primera vez en años, la derecha política y judicial de Brasil perdió la iniciativa porque las revelaciones afectan la credibilidad de todo lo actuado contra Dilma Rousseff y Lula da Silva, y numerosos sectores exigen la libertad del exmandatario que siempre proclamó su inocencia.

El poder judicial fue tan importante en estos últimos tiempos que su cuestionamiento parece dejar al país sin rumbo, aunque Bolsonaro sostiene a su ministro de Justicia. Por ahora…

Por Pedro Brieger, columnista especializado de LT9 y Director del portal Nodal.am

Nota original en: cnnespanol.cnn.com


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