Es guerra declarada. Encarcelados directivos, prohibida la venta de insumos a la empresa. El gigante de las telecomunicaciones chino Huawei está en el ojo de la tormenta de las sanciones a las que nos está acostumbrando la administración Trump. 

Para entender el crecimiento de Huawei, el Licenciado en sistemas y consultor en tecnologías Juan Pablo Angelini, en una entrevista concedida a Atlas Internacional, explicó el tipo de política que adoptó esta empresa de capital privado, para garantizar su crecimiento. Desde sus orígenes, ha destinado del 15 al 20% de su presupuesto a la búsqueda de innovaciones. Ya en los años 90 entró a la producción de routers, modem, switch, equipos de centrales telefónicas y se lanzó a la conquista de los mercados chino y del Sudeste asiático.

Al finalizar los 90 contrató “los servicios de gerenciamiento de expertos de IBM que le ha dado una proyección internacional”, afirma Angelini, lo que le permitió insertarse en los mercados de Europa, Estados Unidos y América Latina. Hoy Huawei es segundo sólo después de la empresa coreana Samsung y ha superado a Apple de Estados Unidos en el mundo de las telecomunicaciones. 

Uno de los elementos que la han puesto a la vanguardia es el desarrollo de la tecnología 5G. Angelini enumera las ventajas de esta tecnología de punta, que van desde “una cantidad de usuarios mayor que accede a una misma antena, baja tasa de latencia” lo que significa que “la conexión va a ser en tiempo real”, con muy poca o nula demora. Se podrán conectar vehículos a servicios de internet y se podrá maniobrar drones desde celulares.

El bloqueo a la empresa decretado por los Estados Unidos parece tener razones económicas y de hegemonía en el sector de las comunicaciones, por la supremacía en el mercado de los productos de la empresa china y obedecería a un proteccionismo que configura la actual política económica del país del norte. Sin embargo, en Washington se esgrimen otros argumentos, que puestos bajo análisis resultan sin asidero, pero que justifican ante el mundo las decisiones tomadas por el gobierno estadounidense, a contramano de las leyes y del ordenamiento internacional del comercio.

En agosto del 2018, nos hace acordar Angelini, el gobierno emitió una resolución en la que prohibía a todas las agencias federales el uso de dispositivos Huawei por razones de seguridad. La tecnología empleada por Huawei abriría “puertas traseras” y tendría “vulnerabilidades” que permitirían  a que alguien, en este caso el gobierno chino, espiara poniendo en peligro la seguridad nacional. Esas vulnerabilidades y fallas encontradas no están especificadas, a pesar de que existe en el mundo una comunidad de expertos en seguridad informática que trabajan en detectarlas para eliminarlas.

A partir de ese momento hubo una escalada en contra de Huawei y en mayo de este año el Departamento de Comercio puso la empresa en una lista negra de manera que ninguna otra firma norteamericana prestadora de servicios, como por ejemplo Google, o de insumos como las que proveen microchips y software para poner un ejemplo, pueden mantener relaciones contratuales con el gigante chino.

La medida resultó de doble filo. Google “puso gritos al cielo” dice Angelini. Sus acciones bajaron de 15 a 20 puntos, ya que por no proveer a Huawei, la empresa norteamericana está perdiendo los mercados donde la firma china se ha insertado. Además Huawei ante esta situación que le causa graves daños, está tomando sus recaudos, empezando a desarrollar todos esos servicios que les están siendo denegados, lo que la llevará a independizarse en un futuro de las empresas de los Estados Unidos. 

El país del norte en esta defensa de su propia producción no toma en cuenta la interconectividad existente entre grupos de distintas nacionalidades en un mundo globalizado. Su decisiones están causando serios problemas a nivel interno y una gran volatilidad en el escenario internacional ya profundamente deteriorado por la erosión de las normas internacionales que rigen su ordenamiento.

Adriana Rossi analista internacional

Programa Atlas Internacional transmitido desde el Complejo Cultural Atlas de Rosario para FM9, 105.5 de Santa Fe y Radio Ciudad 88.1 de Venado Tuerto.