La Selección Argentina de Fútbol se fue con un aprobado de la Copa América, cuando muchos creíamos que le iba a costar superar el aplazo, de acuerdo al camino que en los últimos tiempos transitó nuestra representación nacional. Técnicos importantes que le dieron la espalda al momento complicado, dirigentes irresolutos a la hora de armar una logística apropiada y la transición de nuevos jugadores, ante la salida de una gran parte de los denominados "históricos", más la confirmación de un técnico (Scaloni) sin experiencia y rodaje ante tamaño desafío, nos hizo presagiar (al menos a mi), que el derrotero del máximo torneo continental iba a ser complicado y que nos podía sumir en una crisis aún más profunda.

Después de un comienzo abrumador ante Colombia y Paraguay, la selección fue encontrando elementos positivos, que fueron moldeando un equipo más sustentable, que derrotó a Qatar para lograr la clasificación y que luego superó a Venezuela en cuartos, para llegar a semifinales para enfrentar nada menos que a Brasil. Es cierto que los asiáticos aún están lejos de ser altamente competitivos y la "Vinotinto", si bien ha crecido, aún le falta para mezclarse con los grandes. Pero ante la realidad que vivían Messi y compañía había que sortearlos cambiando las formas, porque de lo contrario los problemas se habrían acrecentado de no pasarlos. Y Argentina respondió a la lógica del resultado con variantes futbolísticas interesantes. Que sirvieron para creer en el sentido de equipo. Hubo certezas interesantes como De Paul, Paredes, Lo Celso, Foyth y Lautaro Martínez. Más la jerarquía de Aguero y Messi. Es bueno destacar que el "mejor del mundo", no brillo, por lo que resalta aún más el trabajo del resto. Y eso es bueno. Todos alrededor de Messi y no exclusivamente buscando al "10".

El técnico Lionel Scaloni expresó que "estoy aprendiendo a medida que pasan los partidos", lo que revela la verdad indisimulable de su inexperiencia, lo que nos llevó a las dudas sobre su actuación al frente del equipo. Que por otro lado estaban fundadas en esa falta de oficio como técnico, más allá de su capacidad, que tendrá que demostrarla con el tiempo.- Seguirá al frente de la selección hasta diciembre, por lo menos. La aceptable actuación del equipo le dio esa oportunidad. Y sería injusto no reconocer que parte de lo hecho se debe a su trabajo, al margen de sus errores, especialmente en los primeros partidos.- El desafío sigue para él. Disipó algunas dudas. Pero deberá extremar recursos para sepultar a las que quedan.

También esta Copa América mostró a un Messi diferente. Puso en el tapete al Capitán que necesita el equipo. Sin tener su mejor perfomance en la cancha fue muy útil con sus mensajes. Asumió su rol verdaderamente. El cuestionamiento a la Conmebol por lo ocurrido especialmente con el VAR en el partido frente a Brasil, puso de relieve a un Messi confrontativo con los argumentos que se necesitan para hacer valer su razón y la de todos sus compañeros. En el rectángulo de juego sabemos que aunque no brille siempre es el mejor. Pero se necesitaba un Messi con mensaje firme. Eso también fortalece al equipo.-

El partido con Brasil, desde lo futbolístico, por la calidad del rival, nos devolvió la esperanza y la confianza que se puede forjar un conjunto competitivo que puede crecer a medida de un trabajo coherente y con el mejor respaldo de los dirigentes.

Esta Copa América, que a priori parecía arena movediza, se transformó para nuestra selección, en un camino mucho más firme. No se debe gastar nada a cuenta de un futuro promisorio. Es una muestra que se puede conseguir un equipo coherente. En síntesis, lo que ocurrió en Brasil fue más de lo esperado.