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En Buenos Aires los adolescentes usan Instagram para conseguir documentos y entrar al boliche

"Busco alguien +18 que me alquile el DNI para el sábado", publica Juan de 17 años, en una story en Instagram. "Che, alguno de 18 presta DNI por el fin de semana...lo cuido", promete otro menor. "¿Algún DNI vencido por ahí ? Compro", remata un tercero en las redes sociales.
MARTES 13 DE AGOSTO DE 2019

La oferta y demanda de DNI de mayores de 18 años se intensifica cerca del fin de semana: los adolescentes los consiguen para entrar a los boliches nocturnos que prohiben el ingreso a menores de edad. Las transacciones comienzan con un primer contacto a través de redes sociales y se concretan en los recreos del colegio, o en algún local de comida rápida, o estación de servicio.

Según un relevamiento hecho por el diario LA NACION entre adolescentes de entre 17 y 18 años el alquiler del DNI por noche cotiza $300. Y la venta del DNI vencido, que sirve para entrar a bailar con el argumento de que aún no han podido actualizarlo, oscila entre $180 y $500, según la confianza que se tengan las partes.

Prestar, alquilar o vender un DNI es considerado por la ley un acto fraudulento. Si el mismo es alterado materialmente, cambiando la fotografía o la fecha de nacimiento, por ejemplo, entramos en el terreno de la falsificación de documento público.

Para los adolescentes que protagonizan estas transacciones es "viveza criolla", una picardía para burlar los controles de seguridad de los boliches nocturnos. Pero el uso de documentos públicos -fraudulentos o falsificados- es un delito penal federal. Con la reducción del régimen de imputabilidad estos menores podrían ser investigados con el régimen especial y encarcelados.

Los menores de 18 años tienen prohibido el ingreso a los boliches nocturnos. Entre otras cosas, porque la venta de alcohol a menores de edad está prohibida por la ley nacional 24.788. Pese a las reglas, los menores se las ingenian para ingresar y consumir alcohol. Muchos padres se muestran permisivos y tolerantes. Los justifican o dicen que no lo pueden evitar.

Cada distrito tiene sus reglas. Pero la coincidencia tiene que ver con que en todo el país los adolescentes buscan la manera de hacerle trampa a las reglas y poder ingresar a los lugares que no tienen habilitados.

"Si un menor se lastima estando adentro tenemos un problema grave, no podemos permitir que ingresen", dijo uno de los encargados de la seguridad de un boliche ubicado en Palermo. "Acá tenemos triple control, no es fácil engañar", explicó otro de ellos, aunque admitió que en muchos establecimientos se controla poco.

Sin embargo, la mayoría de los boliches tienen una o dos personas de seguridad paradas en la puerta a las 2 de la mañana, con poca luz y cientos de adolescentes presionando para ingresar. Los especialistas en derecho penal aclaran que si un menor ingresa al boliche con una fotocopia de DNI el responsable es el boliche, que comete una contravención y puede ser multado o clausurado. Una fotocopia no es un documento idóneo, dicen. En cambio, cuando el menor ingresa con un documento idóneo y logra engañar a la seguridad el que comete el delito es el menor.

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