Una joven pareja lanzó un emprendimiento que causó sensación en San Martín y que promete propagarse por todo Mendoza: La Birracleta, una forma de vender cerveza tirada artesanal en plazas y paseos, respetando las leyes de consumo y comercio.
Matías Canciani tiene 34 años y su esposa Adriana Navarro tiene 38. El es profesional en Turismo y ella es periodista. Tienen una hija, Salomé de un año, que “es la princesa, nuestra bendición”.
Matías define a la pareja. “Somos muy compañeros, somos emprendedores, nos aguantamos el uno al otro”, dice.
Recuerda que la idea “la fuimos construyendo el año pasado. Siempre hemos estado en la búsqueda de un negocio exitoso. Siempre tuvimos el ímpetu de emprender, nos gusta eso”.
Además de trabajar en turismo, Matías vendía vinos. “El vino había tenido una baja muy grande y ya no vendía como antes. Entonces pensé que tenía que hacer algo nuevo y pensé que podía pensar algo relacionado con la cerveza y ver como competirle a las grandes industrias”.
Un día a Matías se le presentó la idea que necesitaba. “Vi algo, era un chico que andaba vendiendo cositas una cajita, en bicicleta. Comencé a hablar con él y le empecé a dar algunas ideas para que pudiera vender más. Entonces me fui, pero me quedé maquinando. Y de allí surgió la idea un carro para vender cerveza artesanal. De allí surgió la Birracleta”.
Una vez que Matías y Adriana pulieron la idea, patentaron el nombre y el proyecto. “Le teníamos mucha fe”, dice. Primero “lo pensamos para eventos pero la idea, medio loca, era salir a las calles, a los paseos, a los parques y creíamos que se podía hacer”. Y un día salió a la calle. “Enseguida la gente comenzó a felicitarme, me decía cosas muy buenas, fue un éxito desde el comienzo”.
Pero antes de salir la pareja había gestionado todos los permisos, tuvo la precaución de que los productos que ofrecieran estuvieran aprobados por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (ANMAT) y que la Birracleta también tuviera la habilitación municipal correspondiente”, aunque cuentan que para poder avanzar el territorio mendocino tienen la dificultad de que prácticamente no existen ordenanzas específicas.
Matías cuenta que la venta es en algunas calles céntricas de San Martín pero, especialmente, en parques y paseos. “Nosotros buscamos el punto y elegimos los lugares alejados, donde no puede llegar el bar”.
Además remarcan que “damos un servicio de calidad, reconocido. Nos regimos por las ordenanzas y las leyes. No vendemos a menores de 18 años y tampoco en cantidad, porque queremos que el que compre disfrute una muy buena cerveza, pero que no se embriague”.
Ofrecen cerveza artesanal de primera calidad y el precio es ligeramente más elevado que si se compra en un lugar convencional. Pero vale la pena.
Y Matías y Adriana piensan más allá. Ya están construyendo otras birracletas. “La idea es dar trabajo. Nuestra idea es darles trabajo a estudiantes universitarios, que puedan tener su ingreso para solventar sus estudios”.
Dicen que sueñan con que la Birracleta esté en todo Mendoza, pero “primero queremos hacernos fuertes acá, en San Martín”.
Y así van los dos, pedaleando, que es una buena forma de avanzar.
Para contactarlos, se puedo ubicarlos en las redes como Birracleta.
Fuente: UNO Mendoza