"Cuando el ser humano pasa de un extremo a otro es porque el Alma no tiene paz. Los vaivenes son producto de la inestabilidad emocional. Para estar bien se necesita coherencia, inteligencia, aplicación y fuerza de espíritu".

La cita pertenece al filósofo alemán Immanuel Kant en su célebre libro "Crítica a la razón pura", donde manifiesta su teoría sobre el Idealismo.

Sin querer trasladar los principios filosóficos al fútbol, porque las teorías futboleras son simples y sencillas, podemos aplicar esta sentencia a la realidad de Colon.

El plantel rojinegro vivió en este año que se va, los extremos que reflejan las vivencias más opuestas: lo positivo y lo negativo, sin grises en el medio. En tono de tribuna, tocó el cielo con las manos en la Copa Sudamericana y transita a los tumbos y sin dirección el complejo camino de salvar el tan temido descenso a la segunda categoría de nuestro apasionante fútbol argentino.

El mundo Sabalero se pregunta el por qué de tanta diferencia entre un objetivo y el otro.

Podríamos caer en el facilismo de decir que en la Sudamericana tuvo la fortuna de lidiar, en su mayoría, con rivales accesibles y eso lo favoreció. Pero seríamos muy injustos y le faltaríamos el respeto a un equipo que por méritos propios llego por primera vez a una final internacional. Mancharíamos su historia. La remanida frase "pierden finales los que la juegan" es rotunda e inobjetable. El hincha sabalero brindó su fiesta al mundo porque su equipo le dio la oportunidad de poder manifestarla con la grandilocuencia que lo hizo en Asunción. Tocó el cielo con las manos.

Pero indudablemente "su Alma no tiene paz", porque la coherencia, la inteligencia, la aplicación y la fuerza de espíritu no fueron de la mano con cada uno de los objetivos, y en el más esencial, que es atender de la mejor manera el torneo doméstico, es donde el "idealismo sabalero" se trastocó.

Los dirigentes (Vignatti especialmente) triunfantes en la parte económica y de negocios no encontraron, como en épocas pasadas, un camino que en lo futbolístico los lleve a lograr un plantel estable y técnicos que le impongan un sello distintivo (llámese identidad) al mismo.

La secuencia de entrenadores en un corto lapso son el fiel reflejo de la confusión reinante.

Colon hace mucho tiempo que no tiene una definición futbolística. Más de 20 partidos sin ganar de visitante, los magros 23 puntos del torneo anterior y los pobres 16 que acumuló en el actual, son el fiel reflejo de su incómoda realidad. El comportamiento futbolístico inadecuado de gran parte del plantel (desgano y desidia ante Aldosivi, tenue reacción ante Arsenal) marcan en profundidad la desorientación de todos los estamentos sabaleros.

La CD deberá reaccionar rápidamente, sin equivocaciones. Para encontrar el técnico adecuado, depurar el plantel y conseguir los refuerzos que le den la coherencia, la inteligencia, la aplicación y la fuerza de espíritu al plantel total para formar un auténtico equipo y para que el "Idealismo Sabalero" tenga la proyección esperada. 

El Pueblo Colonista lo merece. Vaya si lo merece.