La idea de segmentación de retenciones que el presidente Alberto Fernández ofreció a los pequeños y medianos productores es la más importante y generosa que se concibió desde la instauración democrática. Nunca un gobierno fue más diáfano en cuanto a sus intenciones fiscales con el sector. Las propuso en la Ley de Solidaridad y dio instrucciones precisas en cuanto a diferenciar y compensar a los chacareros chicos. Más transparencia imposible. Recoge, además, en su contenido lo mejor de las propuestas que en su momento imaginó la FAA y de las que formularon el ex diputado Lisandro Viale y el actual embajador Pino Solanas. Esto es así, sin vueltas. Solo a modo de ejemplo, la primera categoría de segmentación incluye a casi 13.000 chacareros, estos van a pagar 13 puntos menos de retenciones; al 70% de los productores sojeros la medida no los afecta ni los toca y si los favorece. La suba de los tres puntos en la soja en cambio sí beneficia y mucho a otros 24 cultivos y economías regionales, a los que se les rebajan los DEX.
No es poco y ni es una segmentación simulada para "quedar bien", tampoco es una medida recaudatoria sino claramente redistributiva intra-sector. Esta es la primera gran diferencia con el conflicto del 2008. Todos comprendimos que había que modificar concepciones frente al llamado genérica y erróneamente: campo. No se puede tratar como iguales a los que son estructuralmente diferentes, esto lo asimilamos duramente. También aprendimos que el tamaño de las explotaciones agropecuarias es un dato relevante e insoslayable a la hora de diseñar y ejecutar una política agropecuaria. No es lo mismo Jorge Brito con más de 50.000 hectáreas o Elzstain con 400.000, que Juan Chacarero que tiene 50 o 100 hectáreas. Esto de poner a todos en la misma bolsa fue una celada que nos tendió la derecha y mordimos ingenuamente el anzuelo, creo que aprendimos la lección. La invisibilización del latifundio es un gran triunfo cultural de la oligarquía terrateniente argentina (que existe y vaya si existe). Con todos estos datos en la mano, queda más que claro que el paro es ideológico y político, donde lo agropecuario es solo una coartada.
Ahora bien, la Mesa de Enlace de forma traicionera, desde la misma mesa de negociación con el ministro, declara de manera compulsiva un paro por 96 horas, en coincidencia con la realización de la Expo-Agro, que realizan en forma conjunta, en la ciudad de San Nicolás, los diarios Clarín y La Nación. Vaya coincidencia. Con la expo de fondo, enunciaron un paro dominguero de no comercialización de productos primarios, cuando los pequeños productores ya no tienen un grano para vender, y en las víspera de la nueva cosecha. Esa es una excusa, no una razón para validar y darle envergadura a un paro que no la tiene. Sencillamente nadie va a vender porque no tienen que vender y se juntan en la expo, donde van hacer un acto porque al evento tecnológico van los productores todos los años naturalmente. Después Clarín y La Nación comunicarán que el paro fue un éxito. Mega productores auto convocados, Mesa de Enlace, medios hegemónicos coaligados para horadar el gobierno popular, mucho humo destituyente que hay que disipar para enfrentar correctamente la situación. No hay que dejarse engañar ni intimidar.
La otra gran diferencia con el 2008, es que en la FAA hubo una realineamiento de partes de sus bases con el gobierno de Alberto; situación en la que Kiciloff y su campaña bonaerense tuvo mucho que ver, ya que tendió puentes con los chacareros explicando pueblo por pueblo que había que segmentar y no meter a todos en la misma bolsa. Este paro nos agarra más armados ideológicamente para enfrentar el conflicto y desarticular las mañas mediáticas de la derecha neoliberal. Esta vez a los reyes de la soja no le será fácil imponer su relato.
Pedro Peretti, Movimiento Agrario.