En cualquier lugar del mundo y en todas las épocas, cuando hay conflictos de intereses, existen bienes jurídicamente protegidos, que están en pugna.
En el caso del fútbol, uno de esos bienes es el interés de la Superliga por mantener la actividad deportiva para generar ingresos y el otro es nada más y nada menos, la salud pública.
Ya el Presidente Alberto Fernández estableció hace unos días que la salud pública debe primar por encima de cualquier otro interés. Esa conciencia sanitaria debe movilizar cualquier accionar de la comunidad en la República Argentina.
Siguiendo esa línea, el mandamás del Club River Plate, Rodolfo D´Onofrio, estableció que en su institución iba a ser prioritario velar por la salud de sus asociados, plantel profesional y de sus empleados; por encima de otros intereses mezquinos de la Superliga, más allá de exponer a personas a esta pandemia global.
A pesar de que River va a ser pasible de sanciones y de las voces levantadas en contra de la decisión de D´Onofrio, es una acción que tiene coherencia y conciencia y que va de la mano de esta política de Estado que estableció el Presidente de la Nación y que todos debemos respetar.