La historia, en los diferentes ámbitos, la hacemos todos. Pero solamente los nombres de los más osados, inteligentes, talentosos y desinhibidos quedan en las marquesinas más visibles de los momentos más puntualmente recordados.
En Colón a la historia la tejieron muchos hombres y mujeres que engrandecieron la institución desde los más recónditos lugares.
Y en el plano futbolístico Antonio Rivarola (El Capitán Orejas), Orlando Medina, Jorge Sanita, Alfredo Obberti, Edgardo Di Meola (la Chiva), Ernesto Álvarez (Cococho), Jose Luis Saldaño ( El Poroto), Gabriel González (El Loco), Marcelo Saralegui, Cristián Castillo y Esteban Fuertes, fueron jalonando la historia sabalera por la opulencia de sus acciones. Por la trascendencia individual desde lo técnico que le dieron a los equipos que conformaron. Y bien merecido tienen el gran reconocimiento.
Pero es bueno reconocer a aquellos que desde el silencio hacia afuera y la simpleza y humildad hacia adentro también contribuyeron a que la historia tenga ribetes especiales.
Gisleno Medina, el hermano de Orlando, es un fiel reflejo de ese tipo de reconocimiento.
Fue la base fundamental en el armado del equipo campeón del 65, el primero que puso a un club de Santa Fe en la primera división del fútbol nuestro.
No como estratega en la cancha sino como elemento sumatorio para liderar el grupo desde su temple y coraje y desde su pertenencia a la casaca que estaba vistiendo. Marcando, desde el vestuario, cual era el camino correcto para lograr el objetivo. El camino de la entrega y del ánimo arriba, para no ser sorprendidos por los vaivenes que imponía la difícil empresa.
Fue un caudillo silencioso. Una voz acertada en el desconcierto. Una pierna fuerte para el respeto. Un grito con mensaje de tenacidad para sus compañeros.
No fue primera figura en la marquesina, pero su rol fue fundamental para que la obra tenga un final feliz.
Para los más jóvenes. Para los que no conocen su trayectoria con la camiseta de Colon, su muerte acaecida en las últimas horas, es una invitación a sumergirse en su mundo sabalero para interpretar el verdadero sentido de la palabra pertenencia.
Seguramente, desde Cuernavaca, Méjico, donde residía se despidió de este mundo cantando entre susurros la canción charrúa que él modeló para Colon: "Vayan pelando las chauchas...donde juega el sabalero todo el mundo boca abajo...."
Parte de la historia grande y sufrida, los sabaleros se la deben a Gisleno. QEPD.
Equipo base del 65
Tremonti, Sanita y Nestor Cardozo, Raúl Cardozo, Sebastián Garcia y Castro, Orlando Medina, Obberti y Alejo Medina. También fueron titulares en algún momento: Dumas Rodriguez, Larpin, Broggi, Canevari, entre otros. Los restantes arqueros: Nerbutti y José Luis Burtovoy.