Argentina es el cuarto productor mundial de miel después de China, Turquía e Irán y por encima Estados Unidos y Ucrania. También, es uno de los principales exportadores de miel. Argentina exporta el 95% de su producción de miel por un valor de 180 millones de dolares anuales lo que la convierte en el tercer exportador mundial después de China y Nueva Zelanda y por encima de Alemania y México. La Provincia de Buenos Aires tiene alrededor de 915 colmenas, seguida por Entre Ríos con 572 mil colmenas y Santa Fe, Córdoba y La Pampa con 295 mil, 255 mil y 208 mil, respectivamente. Por otro lado, es notable que la cadena de valor de la miel es una de las cadenas productivas con distribución mas equitativa de la riqueza generada.
En particular, Santa Fe y Entre Ríos producen mieles oscuras extremadamente valoradas en el mercado internacional debido a su textura, sabor y contenido de nutrientes. Esto ocurre porque que la mayoría de las colmenas en estas provincias se ubican a la vera del Río Paraná donde las abejas pueden nutrirse de una gran diversidad de flores salvajes. Una vez mas la protección integral del ecosistema fluvial del Río Paraná es clave para sostener una actividad económica importantísima para el país. Sin embargo, la miel como producto alimenticio es tan solo uno de los tantos productos posibles de extraer de la colmena. Otros productos de la colmena son la jalea real, el propóleo, el polen, la cera y veneno de abeja. Los que si bien son conocidos distan mucho de ser explotados a su máximo potencial.
En ese aspecto, Argentina presenta un notable atraso tecnológico y de desarrollo de mercados. Argentina produce y vende miel de calidad alimenticia a granel. Muy lejos en importancia de mercado viene la producción y comercialización de la jalea real, el propóleo, el polen también bajo la lógica de productos alimenticios. Pero estos mismos productos multiplican varias veces su valor en caso de comercializarse como productos medicinales y cosméticos. La miel tiene excelentes propiedades antimicrobianas lo que la convierte en un producto muy utilizado por la medicina natural y alternativas para el tratamiento de heridas y quemaduras. Sus propiedades antioxidantes permiten su uso en tratamientos nutraceuticos y de rejuvenecimiento de la piel. Su poder energético la convierte en un complemento alimenticio de primerísimo nivel para deportistas de alta performance. Y también es usada para el alivio sintomático del resfriado y la gripe. El mercado cosmético de la miel paga con creces sus propiedades. Todas las marcas top de la industria cosmética tienen sus líneas de cremas, mascarillas de limpieza facial, tónicos, etc. hechas a base de miel explotando sus cualidades astringentes y suavizantes. La industria cosmética también usa cera de abejas para producir lápiz de labios y otros productos cosméticos hipoalergénicos y resistentes al agua de primerísima calidad y altísimo precio. La cera de abejas además encuentra nichos de mercado muy bien pagos en la industria de productos para el tratamiento de maderas destinadas a la confección de mobiliario de lujo, el tratamiento de cueros en talabartería premium, en papeles encerados y para la confección de pinturas al oleo.
La lista de oportunidades de mercado para los productos de colmena es muy extensa. Pero, la existencia de oportunidades en si misma no garantiza la creación de empleo y riqueza. La transformación de oportunidades de mercado en desarrollo económico, social e industrial no ocurre por decantación natural. La apicultura argentina del siglo 21 solo aprovecha la miel y “desperdicia” en gran medida el resto de los productos de colmena. En términos comparativos, podríamos decir que la situación de la apicultura argentina de principios del siglo 21 equivale a la situación de la ganadería argentina de finales del siglo 19 cuando solo se aprovechaban los cueros de las vacas por no disponer de tecnológicas de conservación de la carne y demás productos ganaderos.
Es imperiosa la intervención del Estado para facilitar el desarrollo de mercados internacionales. La acción del Estado es fundamental. Es de notar que el 70% del comercio internacional se realiza en el marco de acuerdos comerciales entre países donde los Estados son protagonistas y establecen reglas, cupos, precios, impuestos, etc. En comparación, las oportunidades que ofrece el libre comercio son realmente escasas. Hoy por hoy, la demanda existe y es gigantesca. Pero la miramos de afuera porque no tenemos desarrollado los caminos de acceso a esas demandas. Sin caminos no llegamos a ningún lado aun si tenemos a disposición el mejor de los vehículos.
¿Cómo hace un apicultor que se baja de la canoa con 50 kilos de miel de isla y 5 kilos de cera para vender la miel en los restoranes de Dubai y la cera en las cosméticas de Francia? La respuesta no es fácil. Pero el primer paso comienza por su planteo.
Complementariamente al desarrollo de las vías de acceso a la demanda internacional, se debe promocionar fuertemente el desarrollo de tecnologías y maquinaria para la valoración de los diversos productos de colmena. Esto es fundamental para agregar valor a los productos de colmena y para no caer en la trampa de la dolarización de la producción que implicaría destinar la renta generada por la venta de productos de colmena a precio dólar para adquirir tecnologías apícolas también a precio dólar. Paralelamente, se debe trabajar en el fomento de la actividad asociativa de los productores apícolas y en diversos instrumentos para el acceso, la implementación y la capacitación de recursos humanos en estas nuevas tecnologías, en la gestión de nuevos mercados y en la comercialización de nuevos productos.
El último año el Ministerio de Producción, Ciencia y Tecnología de la Provincia de Santa Fe, lanzo el instrumento Innovar Santa Fe destinado a fortalecer las capacidades competitivas de las PyMEs de la provincia a través de incentivos para la realización de proyectos de desarrollo tecnológico e innovación que contribuyan a mejorar su productividad, a la incorporación de recursos humanos calificados y a fortalecer las alianzas y/o vínculos con los diferentes actores del sistema de ciencia, tecnología e innovación de la Provincia de Santa Fe. Es una excelente iniciativa que sostenida, coordinada y fortalecida en el tiempo con acciones de comercio exterior, asociativismo empresarial y la protección de la biodiversidad de los montes interiores y del ecosistema fluvial del Río Paraná sin dudas generará riqueza genuina en la región.
*El autor es doctor en Ciencias, investigador del Conicet y conductor del micro Ciencia Abierta por LT9