Antes que sigan leyendo quiero aclarar algunos ítems: Carlos Alberto Reutemann era mi ídolo y sabrán que ser objetivos resulta complicado cuando uno tiene que escribir sobre ellos. Y también quiero aclarar que mi referencia en este escrito es al deportista, al piloto.
Los ídolos nunca mueren, los ídolos no se enferman, los ídolos son eternos; y Carlos no murió, seguirá presente siempre en cada corazón de todos a los que nos apasiona el automovilismo.
Reutemann fue uno de los pocos pilotos de la Formula 1 al cual podemos calificar como “un campeón sin corona”. Un título que siempre estuvo cerca y que por distintas situaciones no se puedo concretar.
Para mi gusto personal Carlos estuvo en la década más difícil de la F1 y a su vez la más atractiva, apasionante y competitiva. Los '70 fueron años que quedarán marcados en la categoría, los pilotos sabían que cuando la temporada comenzaba dos o tres de ellos no la iban a finalizar. El índice de muertos fue muy alto. Y dentro de esa F1 apareció un argentino allá por 1972 corriendo para el equipo Brabham y llegó con fuerza, con todas las intenciones y ganas de quedarse, porque en su debut en el GP de Argentina se quedó con la pole relegando a Jackie Stewart.
Con Brabham corrió hasta 1976, logró su primera victoria en ese año 72' en Brasil en una carrera que no repartió puntos. Mientras que en 1974 llegó su primer triunfo en una carrera por los puntos en Sudáfrica en Kyalami.
Luego de correr y representar a Brabham le llegó el momento de hacer lo propio con el equipo más importante de toda la historia de la categoría: Ferrari. Si bien su llegada al equipo italiano fue por el famoso accidente de Niki Lauda en Alemania. Con el “Cavallino” obtuvo su primera carrera en 1977 en el circuito de Interlagos, Brasil.
En 1978, Reutemann acepta la oferta para dejar el equipo italiano y correr para el poderos equipo Lotus. Ronnie Peterson había fallecido en un accidente en Monza y Carlos arribó para conducir el Lotus 80. Sin embargo, el monoplaza no estuvo a la altura del auto del año anterior y la temporada no fue la esperada.
El cambio de década llevó al argentino a representar al equipo británico Williams propiedad de Sir Frank. Llegó para apuntalar al australiano Alan Jones pero pronto por sus resultados lo llevaron a colocarlo como un serio aspirante a la corona de la máxima categoría.
La historia marca que el cambio de neumáticos que decidió el equipo Goodyear por los Michelin, que tan bien le sentaron al auto de “Lole”, terminaron perjudicando el rendimiento y dejando luego del Gran Premio de las Vegas a Reutemann con el subcampeonato.
Luego de ese 1981 algo había sucedido, Carlos no era el mismo; y si bien comenzó la temporada del año 1982 luego del GP de Brasil -segunda carrera de la temporada- decidió retirarse de la actividad.
Los registros en la máxima categoría del automovilismo mundial dejan a “Lole” con:
- 146 GP disputados
- 12 victorias
- 45 podios
- 6 pole
- 6 vueltas rápidas
Es indudable que quedan miles de anécdotas por contar: cuando se quedó sin combustible, el famoso momento de rebeldía luego del cartel “Jones-Reut” que en algún momento serán recordadas y seguramente agigantadas.
Queda el dolor, queda la resignación, pero lo más importante es que queda el recuerdo de un piloto que dejó al automovilismo argentino en lo más alto de la Fórmula 1. Reutemann fue siempre un referente de la categoría, fue una persona de consulta, fue un faro de luz para muchos pilotos de nuestro país y del mundo.
En lo personal se fue el hombre que hacía que uno se levante temprano a ver las carreras, el hombre que era parco, tal vez poco demostrativo, pero un piloto que “dibujaba” en la pista, te llenaba los ojos de automovilismo.
Adiós Carlos, que las nuevas carreras que hoy te tocan correr sean tan inolvidables como cada una de las que en esta tierra pudimos disfrutar.