Donald Trump anunció formalmente que los EEUU reconocen a Jerusalén como la capital de Israel.
"Es el corazón de una de las democracia más exitosas del mundo. Esto no es más que un reconocimiento de la realidad, es algo que debe hacerse. EEUU apoya una solución de dos estados. Mientras tanto, pido a las partes respetar el status quo. Mi gobierno se compromete a buscar la paz. Y pido a los líderes políticos y religiosos de la región que se unan en esta búsqueda de la paz", declaró en un discurso muy esperado emotido en vivo desde la Casa Blanca.
El estatuto de Jerusalén es un asunto clave en el conflicto palestino-israelí, y ambas partes reivindican a esa ciudad como su capital.
Israel reclama la ciudad entera como su capital indivisible, mientras que los palestinos aspiran a que el este de la ciudad sea la capital de su futuro Estado. El estatus de Jerusalén se encuentra entre los problemas más difíciles a resolver en el conflicto palestino-israelí.
El 15 de mayo de 1948 estalló la primera guerra árabe-israelí. Las batallas más violentas, que se sucedieron hasta julio de 1949, tuvieron lugar en los alrededores y en el interior de Jerusalén. Este conflicto llevó a la división de la ciudad: Jerusalén Este, bajo control árabe; y Jerusalén Oeste, en manos de Israel.
El poder de la parte oriental lo tuvo Jordania hasta 1967. Zona que incluía la Ciudad Vieja y los lugares sagrados. Pero ese año, tras la Guerra de los Seis Días (entre el 5 y 10 de junio), el control pasó a manos de Israel.
El Parlamento israelí aprobó una ley para brindar protección a los lugares sagrados. A través de esa medida, se garantizaba el acceso a los fieles de todas las religiones.
Este conflicto en torno a la ciudad santa se convirtió en uno de los principales focos de disputa entre israelíes y palestinos. Estos últimos, hasta el día de hoy, continúan proclamando a Jerusalén Este como capital de un futuro estado palestino.
En 1993, en el marco de los acuerdos de Oslo, Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) acordaron que el estatus de la ciudad sería discutido en etapas más avanzadas de la negociación. En ese proceso participaron el por entonces primer ministro israelí, Isaac Rabin, y el presidente de la OLP, Yaser Arafat, con la mediación del ex jefe de Estado norteamericano, Bill Clinton.
El tema volvió a ser discutido siete años más tarde, pero no hubo acuerdo, ya que Arafat rechazó todas las propuestas que se barajaron.