El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconoció este miercoles a Jerusalen como capital de Israel, provocando numerosas reacciones internacionales. Mientras que el movimiento islamista Hamás llamó este jueves a los palestinos a empezar una tercera intifada, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, confía en que otros países también trasladarán su Embajadas a la ciudad santa. Estas son las principales reacciones de la comunidad internacional.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha dicho este jueves en una declaración en el Ministerio de Asuntos Exteriores que ya está en contacto con otros países que reconocerán a Jerusalén como capital de Israel aunque no precisó cuáles. “Muchos otros países van a mover sus Embajadas a Jerusalén”, declaró el primer ministro. Por su parte, el Ejército israelí reforzará sus fuerzas en Cisjordania después de la decisión de Trump.
El movimiento islamista Hamás, que declaró que la decisión de EE UU abría las puertas del "infierno", llamó este jueves a los palestinos a empezar una tercera intifada. El líder de Hamás calificó Israel de “enemigo sionista” y dijo en una conferencia de prensa celebrada este jueves en Gaza que “mañana viernes 8 de diciembre será un día de la ira y el comienzo de una nueva Intifada, llamada la liberación de Jerusalén”.
El secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat, dijo que el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel por parte del presidente de EE UU, Donald Trump, "destruye cualquier oportunidad para la solución de los dos Estados". La decisión anunciada el miércoles, agregó, "prejuzga, dicta y cierra puertas para las negociaciones".
Arabia Saudí expresó este jueves su "profundo pesar" por la decisión del presidente estadounidense, que considera un paso "injustificado" e "irresponsable". Según un comunicado de la corte saudí, la decisión no altera "los inalienables derechos históricos" del pueblo palestino pero representa una "drástica regresión" en los esfuerzos para lograr una solución negociada al conflicto.
Los Emiratos Árabes Unidos han denunciado el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel, según ha recogido este jueves un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha señalado este jueves que el anuncio de Estados Unidos hace caso omiso de la decisión de Naciones Unidas de 1980. Además, el presidente —quien ya amenazó con romper las relaciones diplomáticas con Israel—, organizará el 13 de diciembre en Estambul una cumbre de dirigentes de países musulmanes. "Nuestro presidente de la República convoca una cumbre extraordinaria de la Organización para la Cooperación Islámica para permitir a los países musulmanes que actúen de forma unificada y coordinada antes estos acontecimientos", ha declarado el portavoz de la presidencia turca Ibrahim Kalin.
El ministro de Exteriores iraní ha condenado "seriamente" la decisión de Trump, según recogen medios estatales. El líder supremo de Irán, Alí Jamenei, había dicho, antes de que se produjera el anuncio, que los planes del presidente de EE UU son resultado de su "desesperación y debilidad". "En la cuestión de Palestina, tienen sus manos atadas y no pueden alcanzar sus objetivos", ha defendido el líder supremo.
Egipto también rechazó la decisión de Trump de reconocer Jerusalén como la capital de Israel y de trasladar ahí su Embajada, en un comunicado en el que mostró su "gran preocupación por las posibles consecuencias" en la estabilidad de Oriente Medio. El Gobierno de Egipto precisó además que "no cambiará el estado legal de la ciudad de Jerusalén, que se considera que está bajo la ocupación", dice el comunicado. Este jueves, la oposición ha pedido la suspensión de las relaciones diplomáticas con EE UU.
El presidente libanés, Michel Aoun, considera que Trump "ha hecho retroceder diez años el proceso de paz entre palestinos e israelíes y desmoronó las intenciones de acercar los puntos de vista de ambas partes".
El Gobierno jordano consideró una "violación de la legitimidad internacional" esta medida, pues supone "una vulneración del documento de la ONU que establece que el estatus de Jerusalén debe decidirse mediante negociaciones". Amán mantiene un papel de custodio sobre los lugares santos musulmanes en Jerusalén Este, territorio que estaba bajo soberanía jordana cuando Israel lo ocupó en la Guerra de los Seis Días de 1967.
El ministro de Exteriores de Qatar ha declarado que la decisión de Trump provoca una "grave escalada al conflicto" y "condena a muerte todas las negociaciones de paz".
La Liga Mundial Islámica, cuya sede está en la ciudad de La Meca (Arabia Saudí), afirmó este jueves que el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel por Washington “es un paso peligroso” que “desconsidera con intransigencia el derecho histórico del pueblo palestino en Jerusalén”. El secretario general de la liga, Mohamed al Isa, ha dicho además que la decisión será “enfrentada con gran ira islámica y desatará secuelas graves”. La Liga Islámica espera que EE UU dé marcha atrás en su decisión.
El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, hizo una declaración institucional nada más concluir la intervención de Trump. Guterres rechazó por principio "cualquier decisión unilateral" que tenga el potencial de hacer descarrilar el proceso de paz entre israelíes y palestinos, y defendió la solución de los dos Estados que vivan en paz, seguridad y que se reconozcan mutuamente.
La Unión Europea (UE), que defiende una solución de dos Estados, ha expresado su “grave preocupación” por la decisión de Trump, en especial por la repercusión que puede tener en el proceso de paz en Oriente Medio. Así lo ha indicado la alta representante comunitaria para la Política Exterior, Federica Mogherini, en un comunicado.
El presidente francés, Emmanuel Macron, intentó este miércoles sin éxito frenar a Trump en una conversación telefónica en la que le recordó que “la cuestión de Jerusalén debería tratarse en el marco de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos, aspirando a la creación de dos Estados que vivan juntos en paz con Jerusalén como capital”. Después de que se produjera el anuncio del presidente estadounidense, ha calificado la decisión de "lamentable" y ha insistido en que el estatus de la ciudad lo tienen que decidir israelíes y palestinos a través de una negociación.
La canciller alemana Angela Merkel, declaró que su Gobierno no apoya la decisión de Donald Trump de reconocer Jerusalén como capital de Israel. El gobierno alemán "no apoya esa decisión porque el estatuto de Jerusalén solo puede ser negociado como parte de una solución de dos Estados" declaró la canciller, citada en un tuit de su portavoz, Steffen Seibert.
El primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, también defendió que el futuro de Jerusalén debe ser definido con un proceso de paz "basado en dos Estados", Israel y Palestina. "Jerusalén, ciudad santa, única en el mundo. Su futuro debe ser definido en el ámbito del proceso de paz basado en dos Estados, Israel y Palestina", defendió Gentiloni en Twitter.
República Checa aseguró que Jerusalén Oeste es, "de hecho", la capital de Israel, y consideró que esa ciudad sagrada será tanto capital del Estado hebreo como "del futuro Estado de Palestina". "Actualmente, República Checa, antes de que se firme la paz entre Israel y Palestina, reconoce a Jerusalén como la capital de hecho de Israel dentro de las fronteras de la línea de demarcación de 1967", afirma un breve comunicado del Ministerio de Exteriores difundido en Praga.
La primera ministra británica Theresa May, consideró "poco útil" para la paz la decisión del presidente de Estados Unidos. La jefa de Gobierno británica subrayó en un comunicado que Reino Unido mantiene Tel Aviv como base para su Embajada en Israel y "no tiene planes de trasladarla". Jerusalén debe "en último término, ser la capital compartida de los Estados de Israel y de Palestina", dijo May, quien resaltó que Londres considera Jerusalén Este como "parte de los territorios palestinos ocupados".
El líder laborista británico, Jeremy Corbyn, ha dicho que el reconocimiento de Israel es una amenaza para la paz. “El Gobierno británico tiene que condenar este acto peligroso y trabajar para una resolución viable y justa al conflicto”.