Las elecciones más anómalas de la historia de Cataluña arrojaron este jueves un escenario de difícil gobernación para esta comunidad que amenaza con afectar a toda la política española. Cuidadanos ganó por primera vez las elecciones catalanas pero la suma de formaciones independentistas sigue conservando una ajustada mayoría absoluta el Parlament, lo que abre la puerta a que se mantenga la inestabilidad política de los últimos cinco años. Los pactos serán imprescindibles para tejer cualquier gobierno y los antisistemas de la CUP seguirán teniendo la llave de la gobernabilidad. Otra dificultad añadida es que hasta ocho diputados electos independentistas se encuentran en prisión o con una orden de detención, lo que les puede dejar en la práctica fuera del Parlament.
Pese a la clara victoria de Ciudadanos, los de Inés Arrimadas difícilmente podrán gobernar. Ni sumando sus escaños a los de los socialistas y del Partido Popular (3 escaños) alcanzan la mayoría de 68 diputados en la que está fijada la mayoría absoluta. Concretamente suman 57, lo que les aleja de la presidencia.
Ciudadanos ha conseguido capitalizar la mayor parte del voto contra el independentismo pero en esta operación ha dejado sin aire a los partidos que podrían haberle acompañado en la operación de acabar definitivamente con el proceso independentista. Y es que los socialistas de Miquel Iceta no han alcanzado las expectativas y se han quedado lejos de la remontada que les vaticinaban las encuestas. En el caso del PP la jornada se saldó con un naufragio en toda regla al perder la mitad de los escaños y al quedarse sin grupo propio en el Parlament. Tampoco pueden contar con el apoyo de Catalunya en Comú Podem, que ya vetó un pacto con una coalición de gobierno que incluya a PP o Ciudadanos.