En un discurso que duró aproximadamente diez minutos, el Papa Francisco pidió perdón, en nombre de la Iglesia, “por los daños irreparables” generados a quienes han sido víctimas de abusos de sacerdotes.
“No puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza, vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia”, dijo el Pontífice generando aplausos por parte de los asistentes a la ceremonia que se realizó en el Palacio de La Moneda.
En ese mismo sentido, sostuvo que se quiere “unir a mis hermanos en el episcopado, ya que es justo pedir perdón y apoyar con todas las fuerzas a las víctimas, al mismo tiempo que hemos de empeñarnos para que esto no se vuelva a repetir“.