La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) advirtió que el flujo "sin precedentes" de personas atravesando las Américas requiere de una mayor colaboración entre los gobiernos de Centroamérica y el de México, de manera que se garantice la asistencia humanitaria de miles de personas. 

El denominado Tapón del Darién, una peligrosa selva que conecta Colombia y Panamá, registró en lo que va del año más de 390.000 cruces y, solo en agosto, 82.000 personas atravesaron esta difícil zona, una cifra mensual sin precedentes. 

En su mayoría, se trata de migrantes de origen venezolano, ecuatoriano y haitiano. Cada vez más, los cubanos y africanos intentan evitar esta ruta y llegar por aire directamente a Centroamérica. 

En el caso de los migrantes de África, han cruzado el Tapón del Darién 4.100  personas, mientras que las llegadas a Honduras se han disparado por encima de las 19.400. 

La directora regional de la OIM, Michele Klein Solomon, advirtió que estas cifras ponen de manifiesto la "urgente" necesidad de que haya "una participación colectiva", lo que debería implicar a países de origen, tránsito y destino, informó la agencia de noticias Europa Press, citada por Telam.

La agencia indicó que en la ruta los migrantes no solo pueden morir, sino que también están expuestos a actos de violencia, robo y abusos sexuales. También pueden sufrir hambre o dormir en la calle, ya que en gran parte de los casos las familias se quedan sin recursos y en ocasiones obligadas a mendigar. 

Las autoridades de los países afectados admitieron que la situación les presenta una presión inasumible en algunos casos, como apuntó el martes el presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, al anunciar la declaración de la emergencia nacional. Por ello, Naciones Unidas confía en un enfoque regional común. 

El director de la OIM para Sudamérica, Marcelo Pisani, señaló que "los desafíos de la migración son demasiado intensos como para que cualquier nación en las Américas pueda combatirlos aisladamente", por lo que abogó por poner en marcha una "estrategia regional cooperativa integral" que tenga en cuenta las obligaciones humanitarias y los Derechos Humanos.