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Groenlandia afronta sus elecciones legislativas con la independencia en la mira y la amenaza de Trump

Todos los partidos quieren la independencia, las discrepancias giran en torno a si se debe llegar a ella de forma más rápida o más lenta y sobre cómo será la futura relación con Dinamarca
MARTES 11 DE MARZO DE 2025

Las declaraciones de Donald Trump sobre su intención de comprar Groenlandia impulsaron al primer ministro Múte Bourup Egede a adelantar las legislativas, previstas en abril, al este martes

Cuando en 2019, durante su primera legislatura, el presidente estadounidense Donald Trump dijo que quería comprar Groenlandia, en la isla ártica sonó a broma. En los pueblos más tradicionales y más alejados de la capital, los cazadores y pescadores se reían de semejante ocurrencia. 

Pero esta segunda vez ha sido distinto. El tono de Trump sonó más amenazante y la geopolítica mundial también es otra: hoy las grandes potencias compiten abiertamente por el control de los minerales y el subsuelo groenlandés tiene lo que otros quieren.

Groenlandia sufre desde hace tiempo los efectos del deshielo, que se pueden apreciar en las zonas costeras y más en el oeste que en el este. Este fenómeno, que ya está teniendo consecuencias negativas para la población y el ecosistema, abre, sin embargo, una oportunidad de financiación en un momento en el que los groenlandeses quieren poner en el horizonte su independencia de Dinamarca, su principal soporte económico.

Explotación minera

La isla también se encuentra en un momento diferente a 2019. El partido independentista Inuit Ataqatigiit llegó al poder en 2021 tras prometer una política de tolerancia cero a la explotación de las minas de uranio y tierras raras. 

Fue la respuesta a las protestas sociales contra un proyecto de explotación de una mina de uranio en el sur del país, la mina de Kvanefjeld en Narsaq. 

“La empresa concesionaria de la explotación era la australiana Energy Transition Minerals”, señala el profesor de la Universidad de Groenlandia y especialista en economía ártica Javier Arnaut, pero el 9% del capital era chino, algo que generó bastante controversia. “Por eso frenar el proceso supuso, geopolíticamente hablando, la vuelta del control a Dinamarca y a Estados Unidos”.

La presencia estadounidense en Groenlandia

La presencia de Estados Unidos en la isla ártica viene de lejos. Durante la Segunda Guerra Mundial, Copenhague firmó un acuerdo con Washington por el que delegó en los americanos su defensa. 

Dinamarca estaba bajo la invasión nazi y quería evitar a toda costa que estos llegasen a territorio groenlandés. Ole Weaber, director del Centro Danés para la Resolución de Conflictos Internacionales, cree que “lo difícil es saber dónde encaja Groenlandia en este contexto, porque, por un lado, ya no es una colonia de Dinamarca, aunque todavía tiene una relación constitucional con ella, pero en términos de seguridad y militar es básicamente un territorio estadounidense”.

Groenlandia fue colonia danesa desde 1814 y fue oficialmente incorporada al reino de Dinamarca en 1953. Automáticamente sus ciudadanos se convirtieron en daneses con representación en el Folketing (parlamento danés). 

En 1979 le fue otorgado el estatus de autonomía, aunque Copenhague conservó las competencias en Exteriores y Defensa, y en 2009 consiguió que el groenlandés fuera declarado idioma oficial en lugar del danés. Hoy la gran mayoría de los groenlandeses quiere independizarse, soltar la mano de Dinamarca.

Sin embargo la isla debe enfrentar varios retos: el deshielo (que por otro lado trae oportunidades de explotar el subsuelo), el interés geoestratégico de otras potencias en sus minerales e hidrocarburos y resolver la cuestión de su defensa ante posibles ataques externos. Para ser plenamente independientes, los groenlandeses deben poder financiarse por cuenta propia.

La campaña electoral groenlandesa

Aunque desde mucho antes de que Trump llegara a la Casa Blanca estas elecciones legislativas se veían como un termómetro sobre el proceso de independencia, las últimas declaraciones del presidente estadounidense han acelerado el proceso. 

A principios de febrero el primer ministro groenlandés sometió a votación en el parlamento el adelanto de los comicios previstos inicialmente el 6 de abril. Se pasaron al 11 de marzo.

Una de las primeras medidas que el gobierno de coalición adoptó fue prohibir donaciones extranjeras a los partidos políticos. Durante estas semanas de campaña los servicios de inteligencia daneses han estado investigando la posible injerencia rusa y las campañas de desinformación al constatar que había perfiles falsos en las redes sociales suplantando la identidad de políticos daneses y groenlandeses.

Que piensan los groenlandeses

Ningún groenlandés quiere pertenecer a un país que no sea el suyo propio, todavía sangran las heridas que dejaron las políticas coloniales danesas. Políticas por las que durante décadas se llevaron a cabo programas de asimilación forzosa, por las que se separó a los niños inuit de sus familias y fueron llevados a Copenhague, por las que se les prohibió hablar groenlandés y por las que se colocó un diu a mujeres y niñas inuit sin su conocimiento y sin su consentimiento aprovechando cualquier visita al médico. 

Pero en la isla saben de sobra que Estados Unidos no ha tratado mucho mejor a sus pueblos originarios, y que lo que le interesa a los americanos es su territorio, pero no ellos, no las personas ni los animales que habitan en él. Y para cualquier groenlandés el respeto al medio ambiente es una cuestión sagrada. (María Eulate.RNE)

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