En una decisión que deja en evidencia la orientación ideológica del gobierno libertario, el Ministerio de Justicia, a cargo de Mariano Cúneo Libarona, anunció el cierre de 13 programas creados durante la gestión de Alberto Fernández en el ex Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad.
Uno de los más relevantes es MenstruAR, iniciativa pionera en garantizar el acceso gratuito a productos de gestión menstrual en sectores vulnerables.
"Son programas ideológicos", sentenció el ministro, en línea con el discurso oficial que considera toda política de género como un gasto innecesario. El argumento central: el ajuste fiscal. Sin embargo, detrás del supuesto ahorro se esconde una política de desmantelamiento deliberado de derechos conquistados con años de lucha feminista y social.
Lejos de discutir la eficiencia o la mejora de los programas, el gobierno optó por su eliminación total, dejando a miles de personas sin acceso a recursos básicos.
En el caso de MenstruAR, se trataba de un plan que atendía una necesidad concreta y cotidiana de niñas, adolescentes y personas menstruantes, muchas veces forzadas a faltar a la escuela o el trabajo por no poder afrontar el costo de productos de salud menstrual.
Esta decisión se suma a otras medidas similares en áreas sensibles como salud, educación y asistencia social. El hilo conductor es claro: reducir el Estado en su rol protector, especialmente cuando se trata de derechos vinculados a la igualdad de género.
El cierre de estos programas no solo implica un ajuste económico, sino que además representa un mensaje político, uno que prioriza la ideología de mercado por sobre los derechos humanos.
Recortar políticas públicas sin siquiera evaluarlas, lo que elimina no es el gasto sino la igualdad de acceso. MenstruAR no era lujo, era dignidad, era la posibilidad que una adolescente no faltara a la escuela por no tener una toallita. Era igualdad en lo cotidiano.
Cerrar estos programas no es solo una decisión administrativa, significa un retroceso cultural y político. Cuando el Estado se retira, las desigualdades se profundizan y cuando se niega la existencia de una necesidad, lo que se niega, en el fondo, es la humanidad de quienes la experimentan.
La pregunta que queda flotando es: ¿Qué tipo de sociedad queremos construir? Una que mida su éxito en ahorro fiscal, o una que entienda que la justicia social también se juega en lo invisible, en lo íntimo y en lo más básico.
¿Qué programas de la mujer dejaron de funcionar?
- Menstruar.
- Promotoras y promotores territoriales de género y diversidad.
- Fortalecimiento de las organizaciones sociales de género y diversidad.
- Escuelas populares de formación en género y diversidad ‘Macachas y Remedios’.
- Perspectiva de género e igualdad en la diversidad en el desarrollo rural ‘Sembrar Igualdad’.
- Acceso a derechos para personas travestis, transexuales y transgénero.
- Dispositivos territoriales de protección integral de personas en contexto de violencia por motivos de género.
- Participación social y ciudadana en materia de género y diversidad.
- Igualdad de géneros en el trabajo, el empleo y la producción ‘Igualar’.
- Apoyo urgente y la asistencia integral inmediata ante casos de violencias extremas por motivos de género.
- Capacitación en perspectiva de género y diversidad para el sector privado ‘Formar Igualdad’.
- Producir.
- Generar.