El Álamo, de 110 años de historia, había muerto y era necesario hacerlo desaparecer, pero esta mujer decidió que el tocón (la parte del tronco que queda unida a la raíz) bien podía transformarse en una biblioteca para todos los vecinos.
Así, se construyó un pequeño lugar de almacenamiento, se le dotó de una cálida luz y se incorporaron libros. Lo cierto es que es difícil imaginar una biblioteca con más encanto que esta, que ha pasado a formar parte de la red de Little Free Library.
Se trata de una organización sin fines de lucro que busca fomentar la lectura en el mundo. Una de sus tareas es que proliferen pequeñas bibliotecas en distintos países que hagan que la gente se anime a disfrutar de este placer. Hasta el momento han logrado más de 75.000 en 88 países y el proyecto sigue creciendo.
Fuente: Telefe Noticias