El exmandatario se entregó a la policía de São Paulo ayer por la tarde para cumplir la decisión de una corte de apelación.
Su encarcelamiento supone una victoria para los que están al frente de la investigación del caso Lava Jato. Temer, que dejó el poder el 1 de enero de 2019, es acusado de recibir un millón de reales por un contrato para la construcción de la zona industrial Usina Termonuclear de Angra 3, de donde cientos de millones habrían sido desviados, según la Fiscalía.
El expresidente es el segundo exmandatario brasileño en ser arrestado, después de que Luiz Inacio Lula da Silva (PT) fuese detenido hace casi un año por corrupción y lavado de dinero, entre otros delitos.
Temer debería haber vuelto a Río de Janeiro para cumplir la orden de prisión preventiva en su contra, ordenada originalmente por el juez Marcelo Bretas, que le acusa de “ser el líder de una organización criminal” que durante 40 años cobró sobornos a cambio de contratos públicos. Pero su defensa ha logrado que cumpla la condena en Sao Paulo, donde vive.
El equipo legal del exmandatario ya ha presentado un nuevo recurso de habeas corpus ante el Tribunal Supremo de Justicia (STJ) para revertir esta última decisión judicial. El expresidente brasileño pisó la cárcel el pasado 21 de marzo.
Cuatro días después, Temer fue puesto en libertad. Ahora, la corte de apelación ha coincidido con el Ministerio Público Federal en que hay riesgo de que el "grupo criminal" liderado por Temer continúe actuando.
La detención hace dos meses y la nueva entrada en la cárcel del expresidente ha reavivado el debate sobre el uso de la prisión preventiva en el caso Lava Jato, una medida que algunos expertos consideran excesiva.
La defensa del político alega que él siempre estuvo a disposición de la Justicia y no tenía intención de huir. Temer tiene, en total, seis imputaciones en su contra. Cuando aún era presidente, había conseguido detener todas las investigaciones porque tenía la inmunidad del cargo y apoyos suficientes en el Congreso. Con la llegada de 2019, Temer perdió la inmunidad al entregar la banda presidencial a Jair Bolsonaro y pasó a estar al alcance el juez Bretas.