La restricción de sorbetes en restaurantes o la prohibición de entregar bolsas de polietileno en mercados forman parte de una tendencia mundial que incluye a Argentina para buscar una solución a la contaminación del plástico, propuesta que debe contemplar un "camino de transición" para la industria y poner el foco en la educación ambiental, aconsejaron especialistas.
Cada minuto se compran un millón de botellas de plástico y se usan 500.000 millones al año, mientras que casi una tercera parte de todos los envases de plástico salen de los sistemas de alcantarillado y ocho millones de toneladas acaban en los océanos cada año, amenazando a la vida marina, de acuerdo con estimaciones de la ONU.
En esta línea la cuarta Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente logró en marzo último un acuerdo global para "reducir el consumo de plásticos de un solo uso".
En Argentina, ya comenzaron algunas regulaciones al respecto como en Ushuaia, que en febrero pasado se convirtió en la primera ciudad de la Patagonia que prohibió el uso de material plástico descartable en los locales de comidas.
Vale recordar que la semana pasada el submarinista Victor Vescovo, un hombre de 53 años que lleva un año dedicado a bucear en los puntos más hondos de los cinco diferentes océanos, descendió 10.928 metros de profundidad en el fondo de la sima Challenger, ubicada en la Fosa de las Mariana al este de Filipinas, considerado como el punto más profundos conocido hasta ahora del océano Pacífico y encontró desechos de plástico.