El olor a pólvora se siente en los barrios Centenario y Fonavi. Allí, en el sur de la ciudad, manda la barra de Colón. Y allí se está llevando por estas horas una cruenta guerra por quedarse con el poder de la tribuna que hasta ahora arrojó siete heridos, entre ellos Orlando "Nano" Leiva, jefe de los violentos "sabaleros".
Y dejó al descubierto una estrategia pocas veces vista hasta ahora en la delincuencia argentina: balas contaminadas con excremento de caballo para que si el tiro no toca una zona mortal, provoque de cualquier manera una infección generalizada que sí pueda llevar al desenlace fatal. Así fue atacado el líder de la barra hace diez días, en el comienzo de una cacería que sumó nuevas víctimas en las últimas 48 horas.
Leiva, quien tiene antecedentes por asesinato, ganó el paravalancha en 2016, sucediendo a su hermano "Quique" condenado a 30 años por otro crimen. Su estilo de conducción violento y poco afecto a repartir las vituallas que la barra recibe del club, el narcomenudeo y la política, terminó por generarle una ruptura con quién era su segundo, apodado "Chucky", con presencia en el barrio Fonavi.
El negocio del "Sabalero" en la Copa Sudamericana fue el detonante diez días atrás, cuando Leiva recibió cuatro disparos de arma de fuego, en la previa del partido de ida frente a River de Uruguay. Lo operaron de urgencia y le salvaron la vida, aunque sigue internado en el hospital Cullen
producto de la infección provocada por las heces de caballos con que infectaron las balas que le propinaron.
La revancha se cocinó a fuego lento. Y comenzó este martes, tras el partido de vuelta contra River de Uruguay que le dio la clasificación a Colón a la próxima fase. Primero atacaron en las manzanas 11 y 4 del barrio Fonavi dejando dos heridos de bala. La cacería siguió por la casa del jefe disidente, "Chucky", a quien no encontraron. Pero decidieron agredir a su esposa, que recibió heridas de arma blanca.
La réplica llegó en la madrugada del miércoles, cuando hubo balazos en el barrio Centenario y quién debió ser internado de urgencia fue el cuñado del "Nano" Leiva. Ante esta situación, la hermana de Leiva
se acercó armada al nosocomio donde está internado su marido pensando que iban a intentar rematarlo en la habitación y fue detenida por la Policía, que dispuso una guardia. Pero lo que no sucedió en el hospital volvió a pasar en la calle: los seguidores del líder volvieron a atacar en el Fonavi y dejaron otros dos heridos más.
La situación tiene en vilo a la Seguridad y sorprendió a todos cuando el médico Juan Pablo Polleti, director del hospital Cullen, informó que las balas habían sido contaminadas con excremento animal para provocar doble daño.
"La Policía nos ha dicho que es una nueva modalidad de agresión. La bala por el calor no produce infecciones, pero si la contaminan puede generar esa complicación adicional que le otorgue más gravedad al cuadro", declaró Polleti. Lo cierto es que la guerra está declarada y no sólo tiene olor a heces de animales, sino también a muerte si la Policía y la Justicia (investiga el caso el fiscal Andrés Marchi), no le ponen punto final.
Fuente: Infobae