La publicación de la noticia de que una pareja de ancianos había sido abandonada en un bar de la ciudad, provocó la reacción solidaria de los rosarinos. Tanto que muchos de ellos incluso se contactaron para ofrecer un lugar, comida, ropa y lo que necesiten.
Todavía no se entiende por qué luego de desalojar el lugar donde vivían, el hijo dejó a sus padres en un bar y el resto de las pertenencias en una guardería. Hasta ayer no se sabía cuál era el paradero del hombre que tenía a los ancianos a su cargo.
Con su hijo
Raúl acostumbra a silenciar el celular cuando está trabajando, por eso el miércoles pasado, recién cuando llegó a su casa descubrió que tenía más de siete llamadas perdidas. Eran de la policía.
Los agentes le solicitaron que fuera a retirar a sus padres. "Salí volando" contó.
Raúl no tiene relación con su hermano, aunque lo veía cuando iba a visitar a sus padres. No obstante, desconocía la requisitoria de la inmobiliaria.
Cuando la historia tomó estado público, el celular de Raúl "explotó". "Me llegaron innumerables mensajes. Aproximadamente 160 de ellos ofrecen un lugar para que mis padres puedan vivir", contó el hombre, que actualmente trasladó a los abuelos a su casa, donde vive con su esposa y sus cuatro hijos.
"Dos de los chicos se fueron a otro lado para momentáneamente dejarle lugar a los abuelos", confesó Raúl.
Contó que le llegaron ofrecimientos de Neuquén, Pueblo Esther, La Pampa, San Luis, Córdoba y también de Rosario. "Una familia de Tigre (Buenos Aires) me ofreció una casa con dos dormitorios hasta que podamos conseguirles algo permanente", relató emocionado ayer Raúl al comprobar la solidaridad de tantas personas desconocidas, que se comunicaron por el caso de sus padres.
Raúl ya pudo recuperar algo de ropa de Hugo y de Hilda. A su vez, una prima le acercó varias bolsas con comida. "Lo que más me preocupa es conseguir un lugar dónde puedan vivir", acotó Raúl.
Tanto Hugo como Hilda cobran una jubilación mínima. Entre los dos juntan 15 mil pesos. Antes podían afrontar el alquiler porque el hijo que vivía con ellos los ayudaba con lo que faltaba, pero ahora, al quedar solos, no pueden hacerlo, salvo que consigan algún subsidio.
Raúl contó que sus padres se encuentran en buen estado, aunque temen por lo que haya podido pasar con el otro hijo que los dejó en el bar y nunca volvió.
Por su parte, Raúl los quiere llevar al médico para que se realicen un chequeo y comprobar que están en buen estado.
Fuente: La Capital