Por lo pronto, según participantes a las reuniones entre el BCRA y la banca, se operaría sobre el stock actual en principio, de modo que la baja de encajes las entidades deberían canalizarla hacia las nuevas líneas promocionales, de lo contrario el excedente queda “encajado”. Dado que los fondos para los nuevos créditos salen de los depósitos captados por los bancos, por los cuales pagan una tasa de interés pasiva y como la tasa a la cual se prestarán los nuevos préstamos será menor, quedó claro en dichos encuentros que el esfuerzo será compartido. Es decir, todos ponen. Claro que aún resta ver hoy la letra chica de las resoluciones y comunicaciones del BCRA para vislumbrar el resultado final.
Un exmiembro del directorio del BCRA posconvertibilidad señalaba a este diario que todo lo anunciado tiene pinta de ser tipo la Línea de Inversión Productiva (LIP), donde un porcentaje de los depósitos de los 20 principales bancos se va a colocar en un determinado tiempo, por ejemplo, un trimestre. Este economista y conocido consultor del sistema estima que el mayor esfuerzo será con Leliq de modo de ir bajando el déficit cuasifiscal y otra parte vía baja de encajes. “Hay que cuidar a las empresas y personas ya endeudadas. Además de promover el nuevo crédito el BCRA y la banca deberían por un período de 3 a 6 meses flexibilizar los vencimientos de cuotas, bajar las exigencias de capital y de previsiones, facilitar las refinanciaciones, suspender las ejecuciones, etc.”, recomienda este experto como se hizo en 2003. O sea, se trata de un amplio menú lo que hoy debería estar implementando el BCRA para enfrentar la actual crisis. Esto implica que por un tiempo las exigencias de Basilea (en cuanto a capitales mínimos y otras normas) deberán “freezarse”. “Sin minimizar los daños en el sector real no hay sustentabilidad fiscal ni estabilidad financiera”, sentencia el exdirector del BCRA.