Alguna vez el prestigioso y venerado poeta español Antonio Machado escribió: "La verdad es lo que es y sigue siendo la verdad aunque se piense al revés".

Una cita contundente y armoniosa de lo que significa transitar el camino de la fidelidad a lo que uno piensa y obra en consecuencia, sin dobleces ni mirando hacia otro lado.

Francisco Ferraro, un técnico humilde y trabajador, no por ello menos exitoso, tiene ganado un lugar preponderante en el corazón sabalero por haber llevado a Colón a un lugar de importancia dentro del contexto del fútbol local y también internacional. Por ello es que la actual C. D. colonista (Vignatti especialmente) lo convocó para que desempeñe el cargo de Coordinador Deportivo, lo que para Ferraro represento una colaboración importante al servicio de la institución, obviamente en lo futbolístico.

Un hecho no menor, teniendo en cuenta que el presidente rojinegro siempre se mostró reacio a convocar un Mánager, más allá de las circunstancias obligadas en la actualidad por la reglamentación de AFA, de tener los clubes un Coordinador.

Dentro de un contexto normal, uno supone que quien ostente ese cargo en cualquier institución tiene los atributos necesarios para ordenar situaciones intermedias entre C. D. y Cuerpo Técnico y para asesorar en la búsqueda de jugadores que lleguen para reforzar todo aquello que se manifiesta como duda en un plantel.- Es lo lógico.

Sin embargo, el querido 'Pancho' para la afición sabalera, expresó en una reveladora nota al equipo de Deporte 9 (puntualmente a Claudio Virgolini) que su paso en ese puesto clave tuvo matices que diluyeron lo que creíamos lógico. Y según sus dichos el propio Vignatti le comunicó que su remoción a su cargo de Coordinador se debía a que no había aceptado, en tres oportunidades, reemplazar a Pablo Lavallén, ante el requerimiento que este sea relevado como técnico del equipo. Y que debió intermediar en varias oportunidades para recomponer situaciones incompatibles entre el coach y la "Mesa chica" rojinegra.

También sacó a la luz que el presidente sabalero tuvo incidencia en la llegada de jugadores no pedidos en su momento por los técnicos (Lavallén y Osella) y que otros que eran solicitados no tenían cabida para una factible llegada.

Las palabras de Ferraro pusieron claridad a una zona que aparecía oscura en el mundo Colón, y que si bien existían indicios que había inconvenientes, siempre fueron disimulados y desmentidos en una apariencia que sonaba a fingida. Y quedó al descubierto que la incompatibilidad entre Lavallén y los dirigentes era manifiesta y que a Osella no se le brindó todo el apoyo futbolístico para encarar la recuperación de la forma adecuada. La actuación en la Copa Sudamericana, enorme jalón en la historia colonista, fue la pantalla utilizada para cubrir aspectos que eran negativos en la convivencia y que a la postre tuvieron su explosión una vez finalizado el evento internacional.

La sinceridad de Ferraro puso al descubierto que la realidad de Colón hasta esta nueva llegada de Eduardo Domínguez estuvo plagada de situaciones que inexorablemente llevaron al equipo en el plano local a una posición de extrema incomodidad. Es necesario que los dirigentes (especialmente Vignatti, que es el auténtico líder) entiendan que trabajar en equipo, dándole a cada uno el lugar que corresponde, sin intromisiones que desgasten las relaciones, es lo fundamental y necesario para volver al camino correcto en lo estrictamente futbolístico.

Auguremos que en esta nueva etapa esa realidad incómoda del pasado se transforme en una vivencia positiva en el nuevo camino.

En el universo sabalero todos tienen que escuchar las verdades de Ferraro para no caer en la postura asumida hasta aquí, porque seguirán siendo verdades aunque se piense al revés.