La pesca comercial se encuentra exceptuada del periodo de aislamiento social, preventivo y obligatorio, pero no por ello, la normativa vigente se discontinua.
Por esto se recomienda a los pescadores, vinculados a la actividad artesanal y comercial, que actúen con la máxima responsabilidad, cumpliendo estrictamente la normativa vigente en lo que hace a tamaños mínimos de cada especie y regulaciones sobre artes de pesca.
Sumado a ello, el contexto hidrológico que atraviesa el río Paraná a través de esta bajante histórica genera una desconexión de la mayor parte de sus lagunas. Los bancos de cauces principales podrían estar siendo utilizados como refugio para los peces, así como también, las lagunas desconectadas.
Frente a esto, el recurso ictícola debe ser fiscalizado con mayor rigidez, para lo cual se coordinaron refuerzos de patrullaje y control con Prefectura Naval Argentina y las fuerzas de seguridad de nuestra provincia con el fin de controlar carnet de pesca comercial, documentación de fiscalización, cantidad y dimensiones de las piezas.
Durante diferentes operativos se han confiscando mayas, pescado en tránsito y se han hecho actas de sanción frente al incumplimiento de la ley. Una de ellas, comenzó con una investigación en la Boca de Monje, Departamento San Jerónimo, donde se informó sobre la comercialización de 40 surubíes con destino a Alto Verde.
Las autoridades detectaron que los mismos no habían sido fiscalizados para poder ser transportados, por lo tanto se procedió a un allanamiento. El secuestro del pescado encontrado sin demostración fiscal oficial, fue derivado al comedor de una escuela de la localidad de Irigoyen.