A pesar de todos sus aspectos negativos para el ambiente, la economía y hasta el abastecimiento de agua para las comunidades, la bajante extrema del río Paraná dejó al descubierto piezas de la historia de nuestra región y de seres vivos que han pasado por aquí a lo largo de los años.
Hace poco tiempo, en la zona Este de la laguna Setúbal hallaron piezas de cerámica y restos artefactos de roca que "datan de sociedades cazadoras, recolectoras y pescadoras, que vivieron desde hace 2500 años hasta el siglo XVI".
A la altura de la localidad de Ramallo dieron con un ancla de 15 toneladas que data del año 1940; en Puerto Gaboto un barril de 1900; y hacia el Norte, en Corrientes divisaron en el fondo un barco a vapor que habría funcionado hace unos 100 años.
Ahora, la novedad tiene que ver con la fauna, y no precisamente con la que se puede encontrar hoy en Villa Gobernador Gálvez. Y es que un pescador del lugar encontró días atrás rastros de un animal que resultó ser una ballena austral.
"Hace unos 20 días encontré una vértebra de ballena austral y llamé al Museo Provincial de Ciencias Naturales Miguel Ángel Gallardo. Me dijeron que data de 6 mil años atrás, aunque también pueden ser más años, incluso de 150 mil años, porque tiene que ver con tres posibles momentos en que el mar entró a la zona de Santa Fe y Entre Ríos”, explicó Miguel, el autor del hallazgo, en diálogo con Radio 2 de Rosario.
“Ese día me sentí como un chico de 5 años. Es algo asombroso, hasta el momento en que llamé al Gallardo tenía la incertidumbre, ¿será un hueso de dinosaurio?, me preguntaba”, sostuvo el hombre que aseguró además que el descubrimiento se dio cuando buscaban una plomada junto a sus hijos de 7 y 9 años.
Por último, comentó que a raíz del hallazgo realizarán excavaciones en la zona para verificar si hay más restos.
Según Greenpeace, el tamaño de esta especie de ballena es de 13 a 15 metros de largo en el caso de los machos y alrededor de 16 metros en las hembras. Pesan alrededor de 40 toneladas y al nacer ya miden de 3 a 5 metros, desde el hocico hasta la cola.
En la actualidad, un tercio de todas las ballenas francas del mundo utiliza las bahías protegidas de la Península Valdés, en Argentina, como hábitat de apareamiento y parición entre los meses de mayo y diciembre.