José María Escobar es un jubilado argentino que vivía junto a su familia desde hacía cuatro años en las afueras de Kiev, la capital de Ucrania, hasta que estalló la guerra hace poco más de una semana.
Aún desde territorio ucraniano, el hombre contó por LT9 cómo se vive en el país europeo la invasión de Rusia y las decisiones que fueron tomando con su familia para protegerse de los peligros del conflicto bélico.
"Estoy muy angustiado, son muchas noches durmiendo muy poquito, duermo vestido, por el alerta de ataque aéreo. Se hace muy difícil tratar de mantenerse coherente, pero hay que hacer el esfuerzo", afirmó el hombre que se retiró como docente y profesor de Historia, y se fue a vivir Ucrania.
"Me vine para acá porque mis abuelos maternos eran ucranianos, mi mamá siempre me transmitió un poco de esta cultura, del idioma y de la cocina. Y me quedaba pendiente conocer el pueblito de mi abuelo, que estaba a 14.000 kilómetros de mi casa", relató Escobar en diálogo con Adrián Brodsky y Celina Pérez.
Y agregó: "Vine, me gustó mucho la ciudad de Kiev, no sé cómo va a quedar ahora. Estuve nueve días y después volví casi al año por más tiempo. En ese segundo viaje conocí a quien hoy es mi esposa, le prometí que iba a volver, no me creyó. Volví, me casé y hace cuatro años que vivimos acá".
Puntualmente, sobre la invasión rusa durante estos días aseguró: "Podría hacer un libro con lo que he visto y he sentido esta semana acá. Vi hechos heroicos de gente común de acá, porque te están invadiendo tu casa, entonces salen con un palo una piedra aunque venga un tanque. Le pasa al pueblo palestino hace 10 años".
"Yo le pido al Pueblo argentino que nos ayude a parar esto. La Otan decidió hacer una guerra, Putin se metió de cabeza dentro de la guerra porque es lo único que conoce. Los dos son asesinos. Putin viene de la KGB, es un asesino profesional. Y Biden pertenece a un staff administrativo de un Estado de asesinos. Ellos entraron en Irak, mataron a un montón de gente con el argumento de que había armas de destrucción masiva y no había nada, pero igual se quedaron 10 años", reflexionó el hombre.
En este sentido, aseguró: "A ellos no les importa el sufrimiento de una mamá, de un papá. Acá no hay rencores entre el pueblo ruso y el ucraniano, porque hay siglos de historia en común. La comida es parecida, en esta región donde vivo se habla ruso. No hay odio".
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