Desde siempre los pueblos nativos de cada región, festejaron su Día de la Tierra, el que no era un simple recordatorio, sino un acto de profunda veneración y respeto de quien era la generadora de vida.
El actual fue celebrado por primera vez el 22 de Abril de 1970 en los EE.UU., que a propuesta de Bolivia, se denominó en el 2009 Día Internacional de la Madre Tierra (Quechua: Pachamama).
Quienes hace décadas pensábamos que al arribar el nuevo milenio entraríamos en un período con cierto grado de madurez y conciencia ambiental, nos equivocamos, a la luz de la gravedad de los problemas que afectan al Planeta.
A 52 años del establecimiento de la conmemoración, la avidez y el accionar de quienes dirigen el mundo cual si fueran gerentes de una empresa a los que solo le interesa el lucro rápido, no ha evolucionado hacia estadios más saludables en la relación con el Planeta, y cada día el divorcio de nuestros orígenes se fue ampliando.
“El viejo pacto que unía el hombre a la naturaleza ha sido roto, pues nuestra especie está segura de poseer el poder suficiente para independizarse del vasto complejo biológico que fue suyo desde que habita el planeta”. (1)
Frente al proceso de deterioro ambiental que pone en dudas el mañana, es necesario reconstruir nuestros lazos fraternos con ella.
Como dice Adolfo Beltzer, “para ingresar al nuevo milenio con esperanzas en el futuro, debemos recobrar una nueva visión de la naturaleza del hombre y de su relación con la tierra viva.” (2)
Para ello, es necesario profundizar nuestras visiones y percepciones sobre el mundo que nos rodea, modificando toda una actitud cultural de “amos y señores de la naturaleza”, aunque más no sea para tratar de evitar que los actuales problemas, todavía relativamente manejables, se transformen en un alud incontenible que sepulten la vida.
Casi un tercio de la humanidad no tiene lo mínimo necesario para su subsistencia, el agua escasea o está contaminada, los catástrofes ambientales y fenómenos extremos se han hecho más pronunciados y recurrentes. No obstante, un sector minoritario de la raza humana, menos del 20 % privilegiado, que tiene todos los botes salvavidas, sigue bailando en la cubierta del Titanic, despilfarrando recursos y el patrimonio común, en una fiesta interminable, que pagamos todos.
En el año 1969, con la llegada del hombre a la Luna, en muchos comenzó a variar esta mirada, aunque no alcanzara para torcer el rumbo de la historia de la destrucción sistemática. Fue el año en que nos vimos por primera vez en aquellas gloriosas fotografías de toda la Tierra.....Sabíamos que el mundo era redondo, por supuesto, pero comprobarlo con nuestros propios ojos era diferente...
Es una ironía suprema que tuviéramos que salir de nuestro planeta antes de que realmente pudiésemos verlo. Cuando los astronautas nos mostraron el aspecto que tenía nuestro mundo desde el espacio, fue como si nos hubieran acercado un espejo para que contempláramos nuestro reflejo. La imagen de la Tierra, bella, frágil, bailando en el espacio, fue enviada de un punto a otro del globo por los sistemas electrónicos de comunicación y se grabó en forma indeleble en nuestro cerebro.
Este acontecimiento fue como una señal que nos decía que acababa de llegar un momento determinado; la hora final de decidir cómo debemos contemplar nuestro mundo y la relación que tenemos con él.
La creencia contemporánea de que la Tierra puede explotarse de un modo indefinido, sencillamente no concordaba con lo que sentíamos al ver las imágenes televisivas del planeta azul y blanco flotando en el vacío. Fue como si la vida reconociera a la vida.” (3)
En la fecha y sin renunciar a la construcción de un mundo que merezca ser vivido, alcemos la voz, coincidiendo con las estrofas del tema “Planeta Nuestro” de Marilina Ross y digamos: “Planeta nuestro que estás en los cielos con tantos hermanos a tu alrededor, por qué no lanzas un S.O.S que quede flotando en la inmensidad, tus ríos arrastrando van vertidos industriales, tus bosques arrasados y agujeros celestiales y quieren convencernos que es en nombre del progreso, habrá que barajar y dar de nuevo... Planeta Nuestro en nombre de todos, ¡¡¡te pido Perdón!!!
Ref: 1.- Breviario Ecológico. Ideas para la Reflexión y la Concientización sobre la Problemática Ambiental, R. Mascheroni-A. Beltzer, pag. 139, 1998.
2.- op. cit.pag. 95
3.- GAIA, La Tierra Inteligente” Paul Devereux, Edit. Martínez Roca, 91
* El autor del artículo es docente y columnista del programa Entre Mate y Mate, que se emite los sábados en la mañana de LT9.