Históricamente se le adjudicó al peronismo una tendencia a “confundir el Estado con el Partido”. Esta sentencia, naturalmente propia de los segmentos refractarios a ese movimiento, se basaba en una caracterización de los gobiernos del PJ como repartidores de cargos y dineros públicos a troche y moche para su clientela, incluidos parientes, hijos y amantes. En el justicialismo esas acusaciones tradicionalmente no hacían mella porque sus banderas nunca estuvieron asociadas a presuntas transparencias republicanas sino al cambio social y al ejercicio pleno del poder. “A los amigos, todo; al enemigo, ni justicia”, resumiría el General.

Lo cierto es que entre unos y otros dichos, esa supuesta pulsión de discrecionalidad quedó tatuada en vastos sectores de la sociedad como rasgo indisolublemente peronista. Y, como contrapartida, el amplio y heterogéneo abanico no justicialista tendría en sus genes la virtud de la administración decente, cuidadosa, austera e imparcial de los recursos públicos.

Hay dirigentes santafesinos que comprenden con claridad y aprovechan plenamente estas marcas culturales. Lanzado en su carrera a la gobernación, el radical Maximiliano Pullaro captura todos los episodios políticos para emitir ofensas de tono creciente hacia el peronismo en general y al kirchnerismo en particular. A modo de ejemplo: luego de una reunión de referentes opositores realizada este miércoles sobre el acuerdo del pago de la deuda de Nación con Santa Fe, el ex ministro de Seguridad escribió en su Twitter que “el gobernador eligió el camino de la debilidad y fue solo a Buenos Aires porque le conviene en la interna kirchnerista”, acusó a Perotti de “entregar los intereses de la provincia al gobierno nacional” porque “se cortó solo, para quedar bien con sus jefes políticos”  y consideró que él y sus correligionarios deben “actuar para que su inoperancia no perjudique aún más a la provincia ni a los gobiernos locales”. En síntesis, le imputó confundir el Estado con el Partido.

La de Pullaro es una estrategia inteligente, según se pudo observar en las elecciones de 2021. Las PASO de Juntos por el Cambio en Santa Fe fueron una competencia por ver quién arrojaba el insulto más grueso contra Cristina Fernández, sus seguidores y el peronismo todo. Quien pescaba más en esa pecera se llevaría el triunfo en la disputa general, en un marco de voto castigo al Frente de Todos. En esa oportunidad, quien conquistó la medalla de oro fue la debutante Carolina Losada, pero el otrora responsable de la seguridad santafesina quedó muy cerca en el segundo lugar.

Con otros modales, y a propósito del mismo tema, el ex ministro de Economía de la provincia, Gonzalo Saglione, se cruzó en redes sociales con el actual titular de la cartera de Gestión Pública, Marcos Corach. El punto de la polémica en esta ocasión fue el adelanto de fondos en 2019 a cuenta del pago de la deuda de Nación. Tuiteó el ex funcionario: “Usted afirma que ‘apenas’ $ 365 millones fueron a municipios PJ, es decir, el 30% de los fondos asignados. Si la memoria no me falla, ‘apenas’ el 30% de la población vivía en municipios PJ, por lo que evidentemente el reparto per cápita fue muy parejo y nada discrecional”. En criollo, la antítesis de la confusión entre Estado y Partido que teóricamente se aloja en el ADN peronista.

La construcción de relatos forma parte esencial de la política. La elaboración de discursos atractivos para seducir al electorado, o al menos a la porción ciudadana a la cual se intenta conquistar, es parte inherente de la vida democrática. Claro que eso no significa que los mensajes necesariamente se ajusten a la realidad.

El mismo caso de la deuda de Nación permite comprender esta observación. La municipalidad de Rosario se quedó con más de 336 millones de pesos, el 28% de la plata asignada a cuenta del entonces eventual e indefinido cobro de la acreencia con el Estado nacional, mientras que Santa Fe, Rafaela y Venado Tuerto, gobernadas en aquel momento por férreos opositores, recibieron 0 (cero) peso. $336.000.000 a $0.

Pero no es sólo eso. De los 1.200 millones de pesos asignados en 2019 por el concepto ya mencionado, solamente 680 fueron efectivamente abonados por el gobierno al que pertenecieron Saglione y Pullaro. Es decir que el pago de casi la mitad de ese dinero le fue impuesto a la gestión de Perotti con el destino prefijado. De hecho, Rosario cobró el 85% de esa plata en la actual administración.

¿Estos datos indican entonces que en realidad quienes confunden Estado y Partido son radicales y socialistas? No. Se trata simplemente del ejercicio de las facultades otorgadas por la voluntad popular, en este caso para la distribución de recursos públicos. Los criterios para ese reparto incluyen indefectiblemente la dimensión política, por supuesto dentro del marco general que imponen las leyes.

Se llama gobernar.

*El autor del artículo es periodista y se desempeña como columnista en diferentes medios.