— División Noticias LT9 / INTA
Durante los últimos días han proliferado enjambres de jejenes en distintos puntos de la ciudad, insectos que resultan aún más molestos que los mosquitos, ya que parecen hacer caso omiso a los efectos de los repelentes, y por ende, muy difíciles de auyentar.
Y, para colmo de males, la información oficial y las investigaciones alrededor de estos "simúlidos" no aportan mayores esperanzas.
Por ejemplo, el Grupo de Ecología de Poblaciones de Insectos del Instituto Nacional de Tecnología Agrupecuaria (INTA) se preguntó ¿qué puedo hacer en mi jardín para evitar la aparición de jejenes?, y la respuesta no fue para nada alentadora: "No es mucho lo que se puede hacer para controlarlos".
Las razones, y las (poquitas) acciones disponibles para contrarrestar su proliferación
Los simúlidos (Simuliidae), conocidos vulgarmente como “jejenes”, “moscas negras”, “petros” o “paquitas”, son una familia de insectos con más de 2000 especies descriptas, perteneciente al orden Díptera. Estas especies se distribuyen alrededor de todo el mundo, a excepción de la región Antártica y algunas islas oceánicas.
A pesar de su gran diversidad, solo un 10% de las especies son de importancia sanitaria. Los jejenes son de pequeño tamaño (de 2 a 5 mm) pero robustos, de color generalmente oscuro, alas anchas y patas cortas y gruesas.
Ciclo de la vida
Los jejenes presentan un ciclo de vida con dos fases: una acuática, durante la cual se desarrollan los estadios inmaduros (huevo, larva, pupa), y una terrestre-aérea que tiene como protagonista al insecto adulto. La duración del ciclo de vida, así como el número de generaciones por año varían según la especie y las condiciones ambientales.
Las hembras depositan sus huevos agrupados en masas (entre 100 a 500 huevos) en lugares húmedos o próximos a las corrientes de agua, siendo el tiempo de incubación de 4 a 30 días dependiendo de la temperatura ambiental. Es común, encontrar grandes masas de huevos ya que las hembras se juntan y comparten una misma área para oviponer.
Las larvas que emergen de estos huevos usan una gran variedad de sustratos para adherirse. Los más frecuentes son ramas, hojas, troncos y piedras y se fijan a ellos a través de un disco adhesivo que tienen en la parte posterior del cuerpo y un fino hilo de seda que secretan. Tanto las larvas como las pupas viven en la vegetación subacuática a una profundidad no mayor a 50 cm. Durante su desarrollo, las larvas filtran el agua para obtener alimento (zoo y fitoplancton, restos vegetales o de otros insectos) y oxígeno disuelto mediante sus prominentes abanicos labrales.
Las larvas del último estadio buscan aguas menos turbulentas para pupar en un capullo de seda (crisálida) que también adhieren al sustrato. Los adultos recién emergidos suben a la superficie del agua prendidos a una burbuja de aire.
Hábitat
A los jejenes se los puede encontrar en diversos ambientes, tanto en aguas frías con temperaturas cercanas a 0°C, como en aguas cálidas que exceden los 25°C; desde los 4800 metros de altura hasta el nivel del mar; en aguas dulces pero también en aguas con cierto grado de salinidad; en aguas preferentemente claras aunque a veces pueden tolerar aguas con cierto grado de turbidez y en aguas oxigenadas como pobres del mismo.
Sin embargo, un requisito indispensable para el desarrollo de las larvas, es que el cuerpo de agua esté en movimiento. La velocidad de la corriente de agua es un factor importante en la definición del hábitat. Esto se debe a que las larvas deben mantenerse agarradas al sustrato y a la vez obtener alimento por filtración. Generalmente, eligen sitios con flujos de agua continuos y rápidos (por ejemplo: velocidades de agua de entre 10 a 50 cm/s) cerca de la superficie, donde la tensión de oxigeno es mayor, y donde se encuentren troncos, piedras y hojas que sirvan de sustrato.
Los patrones de distribución de las larvas y pupas, y la dinámica poblacional dependen de una gran variedad de factores como por ejemplo el sustrato, la disponibilidad de alimento, y características del cuerpo de agua (como por ejemplo. la profundidad, hidrodinámica, condiciones físico-químicas, temperatura, entre otros).
Hábito
Los jejenes son de hábitos predominantemente diurnos y se los suele encontrar cerca de los cursos de agua formando enjambres con un gran número de individuos. Por lo general como adultos, realizan vuelos cortos de dispersión en busca de pareja y alimento. Los machos suelen formar enjambres en las cercanías de los sitios de emergencia de las hembras donde las esperan para la cópula.
Alimentación
Ambos sexos se alimentan de néctar floral o savia de los vegetales. Sin embargo, las hembras de algunas especies, son además hematófagas, (esto es: se alimentan también de sangre de vertebrados tales como aves, mamíferos y humanos). Este tipo de dieta les provee las proteínas requeridas para la fertilidad de los huevos. El aparato bucal de los jejenes es de tipo mandibular produciendo picaduras similares a una mordedura, resultando en una fuerte irritación e inflamación en la zona picada tanto en humanos como en animales domésticos y silvestres.
¿Qué hago con los jejenes en mi chacra o jardín?
No es mucho lo que se puede hacer para controlar a los jejenes de una chacra o jardín. Un método factible para reducir la población es actuar sobre las zonas de cría de las larvas, removiendo la vegetación y otros objetos en los cursos de agua que pudiesen actuar de sustrato. No se aconseja el uso de insecticidas químicos por ser de amplio espectro (matan a otros insectos benéficos) y de corta duración (son efectivos hasta que ingresan nuevos jejenes de zonas vecinas). Para evitar ser picado se aconseja cubrir el cuerpo con ropa clara y usar repelentes, aunque no sean muy efectivos, pueden ofrecer cierto alivio.