— Juan José Storti
Las Islas Malvinas forman parte de un archipiélago del Mar Argentino conformado además por las Georgias del Sur, Sandwich del Sur, situadas a unos 600 kilómetros de la costa continental de la Patagonia.
Es más o menos la distancia que separa Santa Fe de la ciudad de Buenos Aires. Y está a 12.700 kilómetros del Reino Unido, que es como viajar desde Buenos Aires a Toronto, Canadá, ida y vuelta.
Están ocupadas ilegalmente por Gobiernos extranjeros desde 1765, primero por autoridades españolas del Virreinato del Río de la Plata, período preexistente al Estado argentino; y luego desde 1820 ejerce soberanía a través de representantes argentinos con asiento en Buenos Aires.
El primer gobernador fue Luis Vernet y fue nombrado en 1829.
Pero poco menos de cuatro años después, en enero de 1833, las islas fueron usurpadas por la corbeta británica llamada Clio cuya tripulación terminó expulsando en dos días a las autoridades argentinas, entonces conducidas por el comandante José María Pinedo.
Desde entonces, nuestro país nunca abandonó el reclamo justo por la soberanía, reclamo que desde 1960 se continúa en el Comité de Descolonización de la ONU.
Pero durante la dictadura cívico-militar se desató el último intento armado de Argentina por recuperar las islas.
Comenzó con la llamada Operación Rosario, a fines de marzo de 1982, según contó por LT9 uno de los miembros de la operación militar especial, el suboficial subalterno Héctor Espinosa, que es santafesino.
En aquella nota Espinosa dijo reveló que solo la principal autoridad de la embarcación conocía que el destino era Malvinas. Recién el 31 de marzo la tripulación completa supo hacia dónde se dirigían.
Llegaron a Malvinas el 1 de abril a las 21:30 horas y Espinosa fue uno de los que ingresó a la sede del Gobernador de ocupación británico esa noche que dio inicio a la Guerra.
Tenían orden de no tirar a matar, y continuando el testimonio del protagonista, fue la primera operación militar en la historia en donde un grupo comando hace toma de posición de los objetivos (la casa del Gobernador, el cuartel de la Royal Marine, y el faro que era pista de aterrizaje) sin producir bajas en el enemigo.
Las autoridades militares argentinas pensaban que, de esa forma, sin producir bajas, tenían posibilidades de que Gran Bretaña no declare el inicio del conflicto bélico que finalmente sucedió.
La Guerra de Malvinas finaliza el 14 de junio de 1982 con la rendición de la dictadura, a cargo del general argentino Mario Benjamín Menéndez, que había participado en el Operativo Independencia en Tucumán, y hermano de Luciano Benjamín Menéndez, uno de los genocidas con más condenas por los crímenes cometidos entre 1976 y 1983.
De la guerra
De la guerra de Malvinas participaron casi 23.500 soldados argentinos, unos 11.000 desplegados las islas y los demás en bases de Argentina continental.
Las cifras se corroboran con las pensiones que otorga el Estado, y que rondan las 22.000 a lo largo y a lo ancho del país.
Desde la provincia, fueron 1.200 santafesinos afectados al conflicto, de los cuales fallecieron 54 según diferentes estimaciones.
Del lado Británico, fueron casi 26.000 los militares que formaron parte de la flota de guerra, y de ese total, unos 9.000 combatieron en terreno.
Bajas
Las Fuerzas Armadas Argentinas tuvieron 649 bajas, mientras que los ingleses perdieron 255 soldados. Sin embargo, las organizaciones de excombatientes nacionales sostienen que luego de la guerra la cantidad de fallecidos alcanza o supera el número de muertos en las diferentes batallas.
La mitad de los muertos argentinos formaban parte de la tripulación del ARA General Belgrano, que es considerado uno de los Crímenes de Guerra cometidos por el Reino Unido, ya que la embarcación argentina estaba en zona de exclusión, es decir, que no estaba en posición de ser atacado.
Pero el conflicto bélico fue un acontecimiento traumático no solo para los argentinos, ya que del lado británico la South Atlantic Medal Association -Asociación de la Medalla del Atlántico Sur- que agrupa a los veteranos del Reino Unido sostienen lo mismo: que el número de suicidios supera la cifra de muertos en conflicto (255), mientras que el Gobierno reconoce 95.
Dice una nota de la BBC, que “la asociación culpó principalmente de las muertes a la falta de atención a las personas que sufren el trastorno de estrés postraumático”.
Y los porqués de la Guerra muchas veces se pueden explicar por los números de la Economía.
Economía
Según una nota crónica/ensayo de Revista Anfibia antes de la guerra de Malvinas, los isleños eran en su mayoría granjeros.
Pero tras la reconstrucción, luego de la guerra, se creó una Zona de Conservación que tiene un radio de 240 kilómetros, donde la Corona Británica exige el pago de una licencia para pescar.
El cambio fue rotundo, dice Ernesto Picco, para Revista Anfibia: el ingreso anual por pesca en Malvinas representaba 6 millones de libras esterlinas en 1985, y luego de esta medida (que es un impuesto) este ingreso ascendió a 35 millones de libras esterlinas en 1988.
Actualmente, ese Ingreso Anual por Pesca recauda 210 millones de libras.
Según datos de 2018, había 3 mil habitantes en las islas, y todos ellos eran ricos gracias al sistema de pesca implementado y a la enorme producción de calamares que existe en nuestras islas: se calcula que las Malvinas proveen la mitad de los calamares que se consumen en toda Europa.
Esto hace que el ingreso anual per cápita de los habitantes de las islas ascienda a 46.600 libras, que por entonces era 65.000 dólares, similar al de Suiza y superior al de Finlandia y Estados Unidos.
Además, esta actividad económica integra una corriente migratoria golondrina de países sudamericanos como Perú, de asiáticos como Filipinas, y hasta de ciudadanos rusos.
Soldado Argentino Solo Conocido por Dios
En el cementerio de Darwin, ubicado en la Isla Soledad, continúan enterrados 237 soldados argentinos, de los cuales 121 estaban sin identificación (de allí la frase de Soldado Argentino Solo conocido por Dios).
En la actualidad, la mayoría (119) de ellos han sido identificado con el correr de los últimos años, gracias a una política de estado iniciada por Cristina Kirchner, continuada por Mauricio Macri y por Alberto Fernández, en coordinación con el gobierno británico, la Cruz Roja, el Equipo Argentino de Antropología Forense, y agrupaciones de familiares, veteranos y excombatientes.
Miguel Savage, oriundo de Adrogué, que participó como conscripto civil sin formación militar de la Guerra de Malvinas.
Actualmente está radicado en Venado Tuerto. Descendiente de una escocesa y un irlandés, su manejo perfecto del inglés provocó un giro inesperado en su historia y la de sus compañeros en el ocaso de la guerra.
Fue a Malvinas con una sola práctica de tiro en 14 meses, teniendo 19 años.
Fue torturado, estaqueado, en las islas. Sufrió un simulacro de fusilamiento por parte del Sargento Ayudante Ibáñez. Además, recuerda Savage, que comía los escasos alimentos que eran para toda la sección.
Tiene un libro. Lo sacó en 2010, pero lo empezó en 2001, a raíz de una pesadilla que sufrió, que lo mostraba fundiéndose con su comercio en Venado Tuerto. Fue la primera pesadilla de combate.
“Hasta el momento era un empresario medianamente exitoso. Hasta que sueño con precisión cinematográfica la mañana del 12 de junio en Monte Longdon, nos llueven morterazos, era como una lluvia de meteoritos. Tenía imágenes de mi primera infancia. En ese instante sonó el celular, era el gerente del Banco. Me dice que me estaba fundiendo. Me desperté empapado”, contó en Radio Con Vos.
Ahí recién pidió ayuda psicológica.
Su historia cambió como prisionero de guerra de los británicos: fue trasladado en el Canberra, un transatlántico de lujo en el que ofició como traductor, por su perfecto inglés. Contó que los ingleses, que eran profesionales de carrera dentro de la Marina, se mostraron admirados porque estaban hablando con jóvenes argentinos sin adiestramiento militar que habían combatido durante poco más de dos meses.
“Me llevó por el barco un inglés de 21 años. Me dijo que era el cabo Burnett, que es mi apellido materno. Mi madre se llamaba Gin Burnett. Se lo dije y se quedó callado, no lo podía creer. Le conté del sargento ayudante Ibáñez, de los estaqueos. Y lo mandó a lavar los baños.
Fue el momento más hermoso de venganza”, recordó durante la misma entrevista.
El inglés era Mark Burnett, con quien Miguel se reencontró en 2015, a raíz de una invitación del marino. Había renunciado a la carrera militar desde que conoció a Savage, lo habían conmovido las historias de vida de los soldados argentinos.
Para entonces Burnett había incurrido en la industria de los medios de comunicación y se había vuelto un magnate de esa industria. Es el creador del formato La Voz en todo el mundo, e invitó a su casa de Malibú, California, a la familia Savage 33 años después de la guerra.
Ahí conoció a la madre de Mark, que se presentó encantada como Gin Burnett. Tenía el mismo apellido de la madre del soldado argentino que actualmente hace su vida en Venado Tuerto.
¿Hubo participación de mujeres en la Guerra de Malvinas? Claro que la hubo: se calcula que durante el conflicto bélico alrededor de mil soldados argentinos resultaron heridos. Muchos de ellos fueron atendidos por 14 enfermeras en un hospital móvil que se instaló en Comodoro Rivadavia.
La historia de estas mujeres se puede ver en el documental NOSOTRAS TAMBIÉN ESTUVIMOS, que se puede ver en HD y de forma gratuita en la plataforma Play.Cine.Ar. Solo requiere la creación de un usuario.
Otras seis mujeres asistieron a los heridos en el Rompehielos ARA Almirante Irizar.
Además, hubo instrumentadoras, diplomáticas, radioperadoras, comisarias a bordo, y técnicas, tanto civiles como militares, que incluso realizaron tareas de inteligencia, como divisar buques enemigos y codificar la información.
Los números difieren, incluso los oficiales.
Otras producciones que se pueden ver en esta plataforma son
• Malvinas: el héroe colectivo
• Hundan al Belgrano
• Malvinas, 30 Miradas
• El Viaje
• No me olvides
• La noche más fría
• Teatro de guerra
León Gieco – Para La Vida, que forma parte del soundtrack de la película Iluminados por el fuego, de Tristán Bauer, protagonizada por Gastón Pauls, que tiene críticas de sectores de excombatientes, aunque también cosechó premios: como el Goya a Mejor Película extranjera en habla hispana en 2005, año en que vio la luz esta producción del músico santafesino.
LOS RAMONES (chamamé), con letra de Julián Zini y música de Mario Bofill, que es una canción homenaje a los hijos del Litoral argentino, que dejaron sus vidas en las islas.
Dice la estrofa:
Por todos nuestros Ramones,
por su maestra de campo,
por tantas y tantas Madres
de este “Largo dolor Patrio”;
soñando su viejo sueño,
mi corazón estafado,
Sigue gritando: ¡Presente!
¡Viva la Patria, muchachos!
*Juan José Storti es periodista. Trabaja en la División Noticias de LT9.