Integrantes de la comunidad aborigen Layik Ra'Apiguin se refirieron esta mañana por LT9 al inició de la investigación de “La Rebelión de 1094”, conocida como “El Último Malón”, la masacre de comunidades originarias ocurrida en San Javier hace 119 años y que ahora se someterá a un “Juicio de la Verdad”.

Mariana Florito, miembro de esta comunidad aborigen, sostuvo por “Primera Mañana” que “lo que causó la última rebelión fue un vaciamiento cultural, un acallamiento de las comunidades por parte de lo que quería el Estado, de que desaparezcan los pueblos originarios porque el Estado quería que seamos todos iguales. Entonces eso causó que la cultura fuera de alguna manera tapada, pero resguardada dentro de nuestros senos familiares”.

“No nos dejaban hacer nuestras ceremonias ancestrales, tener nombres propios originarios, designar la comunidad como nuestra concepción de comunidad, no podíamos tener nuestros líderes religiosos ni comunitarios, debíamos obedecer lo que el Estado nos imponía, recibir la educación que el Estado nos imponía, no podíamos tener nuestras propias costumbres ni como visión porque no estaba bien visto y era parte del pecado también”, aseveró Florito.

Agregó que “buscamos que la historia sea como nos la contaron a nosotros y que no fue un malón de indios como todos dicen, que fue una rebelión por los derechos que nos correspondían a las comunidades”.

A su turno, Georgina Baiana, licenciada en Antropología y que acompaña a la comunidad aborigen Layik Ra'Apiguin, recordó que “el Mocovi no tenía forma de reclamar absolutamente nada, básicamente era culpable de todos los males que pasaban en San Javier, era como el chivo expiatorio. Si había algún robo, si había algún crimen, siempre fue un Mocoví, nunca se preguntó, nunca se hizo nada, se los encarcelaba y se los perseguía”. 

“Lo que nos motiva a hacer esta presentación es justamente que han aparecido nuevos archivos y nuevos datos que dan la evidencia justa. Queremos demostrar con esta nueva investigación que no fue un malón, que llegó arrasando todo. La historia que se contó a partir de ese mismo 22 de abril fue completamente distinto de lo que pasó en los hechos digamos y eso fue muy acallado. Es lo que se busca cambiar. En buena hora es que se empiece a escuchar la otra voz ha sido la voz que quedó silenciada en esta historia”, concluyó la antropóloga.

La nota completa acá