Con unos palos y nylon construyó el sueño de su vida: una escuelita para ayudar a sus compañeros y vecinos con las tareas de la escuela y para evitar que estén en la calle. Se llama Nicanor Quinteros y con apenas doce años cumplió su gran sueño: ser fundador de su propia escuela., en la que desde hace tres años ayuda a cerca de 30 chicos. Lejos de conformarse con ello, ahora busca tener un comedor para ayudar a otros niños.
La escuelita la construyó en el fondo de la casa de su abuela Ramona Quinteros, con la que vive desde hace siete años, en el barrio Las Piedritas 2, en Pocito. La llamó “Patria y Unidad”. Lo primero en homenaje a la Patria y lo segundo para que los niños siempre sean unidos.
A la escuela “Patria y Unidad” no le falta nada. Con palos y nylon hizo una construcción a la que la dividió en tres aulas: una para nivel inicial, otras para los alumnos de 1º, 2º y 3º y otra para los de 4º,5º y 6º, cada una de ellas divididas por cortinas. Las mesas y las sillas de los alumnos son cajones de verduras, la campana para ir al recreo es el tambor de un secarropa, con un fierro y una piedra en su punta. y el pizarrón son cartones en los que escriben con tizas. También hay un botiquín de primeros auxilios y una bandera donada flamea en todas las fiestas patrias, con un grabador y un micrófono para los chicos entonen el himno.
El recreo es el momento más esperado por todos. Un té calentito preparado por Ramona, con la mitad de una factura los espera para poder llenar la pancita y así poder seguir con las clases.
“Le pido a cada chico que traiga un saquito de té y mi abuela me ayuda con algo para comer. Como muchas veces vienen al mediodía, mi sueño ahora es tener un comedor para poder darle de comer a los chicos que vienen a la escuelita o a los vecinos del barrio que lo necesites”, expresó Nicanor.
Como el resto de los establecimientos educativos, la escuela “Patria y Unidad” tiene una dirección, de la que por supuesto está encargado Nico, como lo llaman sus alumnitos.
La dirección es un rinconcito al lado de las aulas que cerros con dos palets. Adentro tiene su escritorio, también creado con cajones de verdura, y sobre él tiene una computadora y cientos de pruebas para corregir. También tiene un tarrito con lápices que los parte en dos o tres partes para que ningún alumno se quede sin el suyo.
Nico va a una escuela de Pocito. Todos los días, haga frio o calor, se va en bicicleta y tarda cerca de 40 minutos en llegar. No falta por nada en el mundo.
Apenas llega de la escuela, sobre el mediodía, los chicos del barrio se acercan a su casa y desde la vereda le gritan: "Nico hay clases", y sí, siempre hay clases en la escuela "Patria y Unidad", que para que nadie se quede sin su clase de apoyo, funciona de siesta y de tarde noche, porque el fundador, director y profesor también necesita hacer sus tareas de la escuela.
Fuente: Tiempo de San Juan / Florencia García.