Alejandro Colli es estudiante de Ingeniería y con sus 18 años armó una impresora 3D en su casa y con ella fabrica prótesis para perros. Como lo hace pura y exclusivamente para ayudar, no las vende, sino que las regala. Decidió dar a conocer sus creaciones por Twitter y el emprendimiento se hizo viral.
Todo comenzó a fines del año pasado, cuando este joven de Lanús estaba por terminar el último año de secundaria en el Instituto Stella Maris y tuvo, por puro interés, la idea de armar una impresora 3D.
“Vi tutoriales en YouTube y la hice, era sólo para conocer de qué se trataba, nunca lo tomé como algo serio. Después me di cuenta de lo que era capaz de hacer”, dice. Así fue que para octubre de 2017 comenzó a crear moldes de galletitas para repostería con los que se armó su pequeño negocio, y vendiéndolos lograba hacerse unos pesos. Pero hace unos meses, Alejandro se dio cuenta de que podía apuntar a más y dejó el ámbito gastronómico para dedicarse al canino: empezó a fabricar prótesis para las patas de los perros y así ayudar a los animales que estén imposibilitados de caminar.
Actualmente, se encuentra haciendo el segundo prototipo, para el perro de una vecina del barrio. Ya fue a tomarle las medidas (no fabrica en masa, sino que hace a pedido) y lo está terminando. En fabricar cada prótesis tarda cerca de un día y medio. Tiene el modelo 3D en su computadora, lo traslada a la impresora que demora unas tres horas en terminar las distintas piezas que conforman la prótesis.
Luego, se encarga de unir cada una de ellas y encastrarlas correctamente. Las atornilla, utiliza velcro para la parte del codo y goma espuma como colchón para la pata. El costo total en hacer una prótesis no supera los 300 pesos. Un número que llama la atención teniendo en cuenta que en algunos lugares, colocarla llega a valer 20 mil pesos. Las de Alejandro son gratis.
Este joven hincha de San Lorenzo todavía está sorprendido por la gran repercusión que tuvo su emprendimiento. “Lo que la gente te agradece es increíble. Ver a un perro volver a caminar normal es algo impagable y ni hablar de la felicidad de los dueños. Ellos me agradecen, pero no tienen porqué hacerlo”, señala. Por ahora, Alejandro está usando su dinero para hacer las prótesis, pero su idea a futuro es encontrar un financiamiento para poder seguir haciéndolas gratis. Mientras tanto, sigue trabajando: está en el armado de una impresora más grande que le permita aumentar el volumen y la dimensión de los productos, y así ayudar a más perros.
Fuente: Clarín / Manuel Nacinovich.