Si hay algún puente que a lo largo de la historia se constituyó como el “predilecto” para las promesas de amor, es el Puente de las Artes en París. Pero es cierto que a partir de aquella práctica de los enamorados los puentes pasaron a ser “adornados” con candados en el resto del mundo.
Se trata de un “lazo de hierro” mediante el cual una pareja cierra un candado sobre la estructura y luego lanza la llave al río. De esta forma eternizan una promesa de amor.
El Puente Colgante de Santa Fe no fue esquivo a este concepto y ya muchos románticos dejaron su huella sobre las aguas de la Setúbal. En total se contaron 43 candados colocados en distintos puntos y seguramente continuará subiendo la cifra a medida que se convierta en una práctica cultural.
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Fuente: Nexo Diario