"Somos una agencia muy premiadora", sentenció Miguel Ángel Auer, el dueño del local que vendió el boleto ganador de los 92 millones de pesos de la Segunda Vuelta del Quini 6 en Neuquén. Se trata del segundo premio mayor que tiene en su haber en este juego, ya que en 2015 había vendido otro billete que se llevó 12 millones de pesos.
El Ruso, como lo llaman sus allegados, siempre lleva puestas zapatillas de distintos pares para atraer a la buena fortuna. Esta cábala es sólo una de las tantas que utiliza para intentar beneficiar a sus clientes, según publica el diario La Mañana de Neuquén.
"Hemos hecho un nuevo rico en Neuquén. Estamos muy felices porque es un negocio con mucho sacrificio familiar, tanto de mi hermano como de mi hija, y de las chicas que trabajan con nosotros, que están todo el tiempo atendiendo a nuestros clientes de la mejor manera y asesorándolos para que se den estos resultados", expresó.
En la vidriera del local de la Avenida Argentina hay un recordatorio del último gran premio que salió de la agencia. "Hace algunos años vendimos un premio de 12 millones de pesos, que para esa época era tan grande como el de ahora", contó.
Auer señaló que todavía no se presentó el acreedor, por lo que no sabe si es hombre o mujer, pero aclaró que tiene 15 días para reclamar los 92 millones. Además, aseguró que tiene una "trayectoria premiadora" en otros juegos, aunque precisó que reparten montos más pequeños.
Existe una creencia popular de que, en tiempos de crisis, la gente se vuelca más al juego para salvarse de las deudas y pararse bien económicamente. Auer se encargó de desmentir este mito, las épocas de vacas flacas sólo generan que algunas personas compren un billete esporádicamente, pero subrayó que no tienen repercusión en la actividad. "Todo cliente suma, pero la crisis no suma como se cree", apuntó.
El experimentado agenciero señaló que "aparecen más clientes ocasionales, que nunca jugaron y por ahí se encuentran en un mal momento e intentan salvarse, pero en el momento en el que no ganan, no vuelven a jugar porque no tienen más recursos".
Auer indicó que las agencias viven de los clientes cotidianos, los que van una vez por semana o varias veces al mes a apostar por sus números favoritos. Esas son las personas que mantienen vivo el negocio y con las que el personal forja relaciones de amistad.
Fuente: El Once