Don Aldo Merlino es un luthier de San Francisco de Córdoba, amigo de Jorge Cafrune y un hacedor de guitarras. Trabajó 70 años incansablemente creando miles de guitarras, muchas de ellas personalizadas para los mejores artistas y folkloristas del país.
Con la paciencia de un artesano, amante de las maderas y la carpintería, se perfeccionó desde muy chico para hacer minuciosamente, parte por parte, ese noble instrumento para lograr el mejor sonido posible.
En diálogo con Noelia Yossen e Iván Faisal, en La Misión de Faisal, contó sobre cómo empezó una historia de vida dedicada a esa gran pasión que se convirtió en la actividad de toda su familia.
Fue amigo de Jorge Cafrune y el Turco llevaba la viola hecha por él cuando ocurrió el accidente donde perdió la vida. En el comienzo de la entrevista, Iván recordó además de Cafrunbe a otros amigos de Aldo como el santafesino Orlando Vera Cruz. "La guitarra de Orlando tiene 48 años, y está durando demasiado", recordó Don Aldo sobre sus trabajos más valiosos.
Sobre sus comienzos relató que "yo tenía la intención de hacerme una guitarra cuando tenia seis años, cuando vivía en Miramar. En la familia de mi padre eran 20 hermanos entre mujeres y varones y había uno que le gustaba cantar mucho y se había comprado una guitarra. Cuando lo vi y escuché quedé impresionado; ahi me propuse que cuando sea grande iba a hacerme una".
"Fueron pasando los años y en 1946 nos vinimos a vivir a San Francisco. A los 19 años hice mi primer guitarra, fue la primer prueba y estaba hecha de terciado, a las dimensiones las saqué de la guitarra del padre de un amigo. Después pasó un hombre y la compró, y ahi me dieron ganas de seguir investigando sobre la fabricación del instrumento", siguió diciendo.
"Entonces todos los años iba haciendo cuatro o cinco guitarras, aparte de fabricar muebles. Con el tiempo fui pensando en poner una fábrica con mi familia. Empezamos a fabricar la guitarra con marca Óptima y hacíamos 200 mensuales. Llegamos a fabricar más de 20 mil guitarras. Yo empecé a hacer algunas especiales para Los Fronterizos y otros grupos. Entonces me dediqué a hacer guitarras personales que son distintas a las de serie, con otras características", expresó.
El crecimiento y la consolidación del sueño
Ya convertido en un negocio, Don Aldo tuvo su crecimiento y fue requerido internacionalmente en exposiciones y charlas en distintos países. "A raíz de las guitarras pude exponer en Francia, en España, en Italia", recordó y volvió a mencionar a Jorge Cafrune. "Fue una persona muy familiar. La primera vez que vino a San Francisco fue para un festival y un día llegó al taller y ahi nació la amistad, después ya se hizo como de la familia", dijo Don Aldo.
Sobre sus trabajos más célebres, el luthier mencionó "cuando hice la guitarra doble caja, fue patentada. La caja sonora está dentro de la otra caja y hay 10 milímetros de luz entre el contorno y el fondo. Está solamente tomada en el contorno del frente y suena libre de todo contacto de cuerpo. El sonido es parejo y los sonidistas se sorprendían por el sonido que tenía. El Chaqueño Palavecino tiene varias, Jorge Rojas tiene dos. Yo hace dos años me retiré de la fabricación porque cumplí 70 años en la actividad y ahora sigue mi hijo Alberto, que hace 35 años que también se dedica a fabricar".
Cuando Noelia le preguntó por la gran cantidad de guitarras fabricadas y vendidas, a pesar que él hacía solo algunas de forma personalizada, Don Aldo reconoció que "hubo una época donde se escuchaba mucho folklore en el país y por eso se fabricaron muchas, hasta vendimos para Colombia. El trabajo de fabricar para los artistas es muy personal porque hay que interpretar lo que quiere cada uno y en base al conocimiento que uno tiene de la madera le va haciendo la guitarra, por eso duran tanto. Lo que tiene de particular la guitarra Merlino es que suena, no hace ruido. Porque cada variedad de madera tiene su espesor y hay que encontrar el espesor adecuado para que suene la madera. A eso lo aprendí con el banco de carpintero que fue mi maestro".
Entre cuerdas y madera
Iván Faisal, en el final de la entrevista le preguntó a Don Aldo, por qué la guitarra Merlino con el paso del tiempo suena cada vez mejor. Y Don Aldo explicó que "todas las maderas se van acostumbrando a la vibración de las cuerdas, primero suena bajo y después se va emparejando con el sonido y la afinación. Nosotros nunca tuvimos una queja porque no se afinaba una guitarra nuestra".
La última guitarra de Cafrune, su tesoro
Sobre la amistad con Cafrune, Aldo reveló que "a la Guitarra de Cafrune la tengo hace 42 años en mi casa. Yo nunca se la quise vender porque era única porque tiene la caja de ébano, que es una madera africana que ahora se consigue solo en algunos pocos países de Europa".
"Jorge vino en una oportunidad, la probó, le gustó y me pidió que se la venda. Le dije que era la primera que hacía de ese material y que no sabía el resultado que iba a podía tener, se la presté. Anduvo por todo el mundo, por tres años y tres días antes del accidente, me pidió que se la venda porque se había encariñado, le dije que bueno, que después íbamos a arreglar. Pero tuvo el accidente y como los familiares sabían que la guitarra era mía, me la devolvieron", volvió a rememorar el luthier.
Por último sobre sus sensaciones de haberse dedicado a una actividad tan noble, señaló que "siento la felicidad de poder haber hecho toda la vida lo que me gustaba. Además de guitarras hago encabados de cuchillos para coleccionistas. Vendí cuchillos en Canadá, EE.UU., Italia, y en el país. A los mangos los hago con cuerno de búfalo, ébano y jacarandaes y también hago alhajeros tallados muy vistosos, además de hacer las guitarras".