El locutor santafesino Juan Carlos Del Missier que desde hace 20  años está radicado en Buenos Aires y conduce las mañanas de los domingos en Radio Mitre, mantuvo un extenso diálogo este sábado en La Misión de Faisal por LT9.

En diálogo con Noelia Yossen e Iván Faisal, comenzó diciendo que "es una alegría reencontrarme con el sonido de mi infancia, mi niñez y mi adolescencia".

LT9 cumplió 96 años y Juan Carlos contó que "tengo tantos recuerdos de la radio que estaba en San Martín y Catamarca, mientras se construía el edificio de 4 de enero, y uno pasaba y contemplaba la obra. Un buen día al terminar el secundario en el Colegio Nacional fui y hablé con el director artístico de la radio, yo tenía 17 años y me pidió que lleve discos para hacer una grabación. Llevé un single de Mercedes Sosa cantando Valderrama. Me dieron una hora, fui con muchas expectativas y después vino el silencio. Después de 10 días me llaman por teléfono y me preguntaron si podía hacer un turno un sábado a la noche, había un cuaderno de transmisión y había que asentar allí todo lo que ocurría. Y me encontré con eso una madrugada de fin de semana".

"Pasó el tiempo, empecé la facultad de abogacía, los viernes a la noche conducía y los sábados a la mañana tenía parciales, entonces se me complicaba , pero esa experiencia con el paso de los años me dio un espaldarazo importante en distintas emisoras. La circunstancia de Mitre es diferente porque son muchos años", agregó.

"Hubo otros laterales porque me fui de LT9 cuando estaba a las 12 del mediodía en el 76 con Marta Goiry. Después fueron algunos años más hasta que me vine a Buenos Aires. Ocurre que en el diagrama y los estilos de las radios, se marcó aquella identidad conmigo de la noche por los 10 u 11 años que tiene De la Noche a la Mañana. El programa tiene más 30 años y pasó por diferentes conductores. En el 2006 la persona que lo estaba haciendo dejó de hacerlo y ahi consideré la propuesta y me quedé. Lo hice dos años y regresé en 2010 hasta hoy. Y los domingos al mediodía estoy con Vivamos la Vida que comenzó en noviembre de 1996", explicó en otro tramo. 

"La noche tiene esa sorpresa, uno no puede definirlo, hay gente que está llamando a partir de la una de la madrugada cuando el programa empieza a las dos menos cuarto, para hablar, comentar, agradecer por el hecho de estar juntos a esa hora. Hoy es una etapa diferente, yo hago la radio desde mi casa con un estudio propio. La magia con los oyentes la podríamos encontrar en la respuesta sincera, te incorporan a sus familias, a sus oídos, sos cómplice de una cantidad de circunstancia que hacen a la vida del noctámbulo", opinó.

Con respecto a su rutina diaria, Juan Carlos comentó que si tiene que elegir entre la noche y la mañana en la radio, "el juego de la cabeza no para jamas, me despierto a la mañana, hago una rutina de gimnasia, y la cabeza también está en movimiento, por la tele, el celular, la compu; uno recurre a esas relaciones donde se arma como un crucigrama permanente y que uno no puede perder. A partir de las 5 de la tarde empieza la parte más sólida con títulos de diarios y va acopiando para que en la noche haga una tarea comparativa de la actualidad. Es constante el juego, algo que me dijeron, algo que escuché o leí". 

En cuanto a los oyentes y la madrugada, sostuvo que "cambiaron las circunstancias, donde se acomodan de otras formas los momentos. Hay una persona que te puede escuchar en Dinamarca que es un argentino varado, que a las 9 está desayunando cuando acá son las 4 de la madrugada, y también alguien de Palermo o de Santa Fe que no puede dormir".

Sobre el final, Iván Faisal recordó que un 11 de julio de 1914 nacía Pichuco Troilo. Juan Carlos hizo una semblanza sobre el rey del bandoneón y dijo que "hablar de Pichuco es hablar de Buenos Aires, ese reflejo de la calle Corrientes, el amanecer de la ciudad. Era de un largo recorrido en la noche, sus amigos contaron innumerables anécdotas sobre la esquina mágica de Uruguay y Paraguay donde se da la esquina Troilo, y él vivía a pocos metros. Cuando regresaba a las 5 de la mañana ya estaban cerrando los bares y él se quedaba tomando el último trago, su esposa salía a buscarlo, el mozo después lo acompañaba hasta su casa y ella se quedaba tranquila".