El volcánico cierre de listas nacionales en el panperonismo santafesino desnudó divisiones y broncas internas que hasta el momento se mantenían en sordina. El caso más obvio es el de la disputa entre Omar Perotti y Agustín Rossi, cuyo mar de fondo es la discusión respecto del aporte de cada uno a la victoria provincial de 2019 y su traducción en los espacios de gobierno.
Pero más allá de eso, hay una puja hacia el interior del vasto y heterogéneo continente kirchnerista. Que no es de ahora, que se ha expresado en reiteradas oportunidades, pero que en esta ocasión brotó hacia la superficie con una potencia inédita.
En una síntesis muy general, se podría decir que en la provincia de Santa Fe la corriente más amplia y consolidada del universo K es la liderada por Rossi. Por el protagonismo indiscutible del ex ministro de Defensa desde 2003 hasta acá y por el despliegue territorial que puede mostrar, lo cual incluye a militantes, candidatos y dirigentes. No se logró por obra celestial: es una consistente edificación política de casi dos décadas.
Está claro, porque los resultados lo indican, que eso no basta para ganar una elección. Y aquí aparecen los otros segmentos, que tienen una mirada crítica hacia el rossismo justamente por ese motivo: creen que su negocio es imponer su peso en las disputas intestinas, a sabiendas de que en las elecciones generales hay, de esa manera, garantía de derrota.
Esa opinión, en todo caso, no implicaría mayor dramatismo si no fuera porque, todo lo hace suponer, es compartida por la líder absoluta de esos espacios: Cristina Fernández de Kirchner. Por eso, como se dijo aquí en otras oportunidades, pretender que es una rareza su acuerdo con el gobernador a expensas de Rossi supone obviar lo ocurrido en varias de las últimas elecciones en Santa Fe.
Esas otras líneas internas ven ahora, en este escenario de batalla abierta, una chance de avanzar también en el TEG del kirchnerismo santafesino. La Cámpora, quién lo duda, es la agrupación por excelencia de la vicepresidenta. Y María de los Ángeles Sacnun, también sin ambivalencias, la candidata preferida.
Precisamente la actual senadora nacional, con ansias de renovar su lugar, produjo días atrás una foto de alto voltaje político en la ciudad de Santa Fe. Posó con las y los integrantes de la lista de precandidatos a concejales encabezada por la dirigente del Movimiento de Organizaciones Barriales (MOB) Ana Ingaramo, cuyo nivel de kirchnerismo en sangre no está en tela de juicio. Esa nómina va a enfrentar en las PASO al resto de las ofertas justicialistas, pero en particular a la liderada por Alejandro Rossi, un dirigente de extensa trayectoria, pero que además es nada menos que el hermano de Agustín.
La grieta, bien profunda, también está adentro.